Tras cuatro partidos invicto, Palma visitaba la pista de Córdoba. Los de Vadillo suman un punto en un pabellón que esta temporada ya ha visto caer a un grande como el Barça.
El partido empezaba mal para los de Palma pues rápidamente encajaba el primer gol. Prieto probaba a Barrón desde lejos, el portero balear no conseguía blocar el disparo y el rechace caía a los pies de Manu del Moral para que anotara el primero. De esta manera, Vadillo cesaba su apuesta por el juego de 4 y metía a Vilela, su mejor jugador en este inicio de Liga.
Con el paso de los minutos, Palma recuperaba terreno y conseguía incordiar a la defensa cordobesa. Allan y Vilela siendo los más peligrosos en la escuadra mallorquina. Por su parte, el conjunto de Josán seguía en intento de aumentar la diferencia en el marcador con un marcado juego de 3-1.
Llegados a los últimos minutos de la primera mitad, Córdoba se volvía a crecer consiguiendo crear peligro en cuatro jugadas consecutivas. Pero una falta de los andaluces permitían que Vilela asistiera a Raúl Campos para poner el empate en el marcador. De nuevo, Palma sacaba provecho de una acción a balón parado.
El gol mermaría la moral de los hombres de Josán que sufrirían el desmelene de los de Vadillo. Finalmente, el partido se iría al descanso con mejores sensaciones de Palma pero con un 1-1 en el marcador.
En la reanudación, Palma conseguiría mantener su dinámica positiva y sorprendía a Córdoba con un gol de Vilela. Una jornada más en la que el pívot brasileño demuestra ser el jugador más diferencial de la Liga. Palma conseguía dominar los primeros minutos de la segunda parte absorbiendo la posesión del balón y las oportunidades más claras para alejarse en el marcador.
Llegamos al ecuador de la segunda mitad, Córdoba repetía el modus operandi que les dio el primer gol para anotar el segundo. Disparo de Prieto, el rechace de Barrón le llegaba a Saura que no perdonaba. Córdoba volvía a empatar el partido.
El empate en el marcador conseguía igualar también a ambos equipos sobre el parqué. El partido se rompería en los minutos finales. Sin un dominador claro y con constantes intercambios de golpes. Finalmente, ninguno de los equipos conseguiría cambiar el luminoso y el partido concluía con empate a dos.