El Mallorca ha vivido tres años preciosos que han servido para devolverle la esperanza a una afición que tras el desastre en Anduva había perdido la fe. Un cuerpo técnico y un grupo de jugadores que sentían el mallorquinismo devolvieron a las gradas la ilusión de ver al equipo cada domingo. Después de volver a Segunda División en el campo que nos mandó al infierno el equipo siguió creciendo y creyendo hasta lograr lo impensable, el 23 de junio de 2019 el Mallorca volvía a la élite tras una remontada de ensueño.
Hoy todo esto parece muy lejano y el aficionado sigue dolido por la derrota de ayer, pero es un dolor casi agradable, nos duele porque sabemos que los jugadores lo han dado todo y el cuerpo técnico ha trabajado a destajo para intentar salvar la categoría. La plantilla era floja, no nos vamos a engañar, el once titular era altamente competitivo, pero cuando tocaba mirar al banquillo el panorama no era el mismo. Seguramente lo que más duele es no poder haber estado allí cuando Valjent o Dani Rodríguez rompían en llanto y poder devolverles con cariño todo lo que nos han dado, ellos saben que los queremos y que han dejado huella, Dani la seguirá dejando, Valjent quizás no lo haga.
Toca dar un paso atrás, ya lo hemos hecho otras veces, y siempre hemos vuelto más fuertes y más unidos. Toca afrontar una temporada ilusionante, con algún que otro cambio en la plantilla y quién sabe si en el cuerpo técnico, esperemos que pase lo que pase, vaya quién se vaya y venga quién venga, defiendan al escudo y lo honren como se ha hecho desde que inició el nuevo proyecto.
En días como este es cuando te das cuenta de que no se trata de la categoría en la que juegues, al final del día lo que importa es celebrar victorias de tu equipo y sentirte identificado con el mismo. Antes de finalizar este escrito quería dar las gracias a mucha gente:
A la directiva, a Robert Sarver, a Steve Nash y a muchos más ‘jefazos’ que desde que han llegado al club han mostrado respeto e interés por nuestros colores, por nuestra historia y por nuestra afición, además de haber saneado las cuentas.
Gracias a Vicente Moreno, Dani Pendín, Dani Pastor y Fernando Maestro, por hacernos soñar y hacernos jugar como hemos jugado, siempre mirando de cara al rival, sin miedo a nada ni a nadie, por las noches que salieron bien y por aquellas que no salieron tan bien, porque desde su llegada se ha peleado siempre, sin excepción. Gracias por supuesto a aquellos que trabajan a la sombra del cuerpo técnico, seguro que han sido igual de importantes que los que salen el la tele.
Gracias a todos los que pasaron por aquí durante estos tres gloriosos años, del primero al último, me acuerdo hoy de Aridai, Leo Suárez o de Estupiñán, el recorrido también ha sido vuestro.
Gracias a la plantilla actual, a la que ha competido jornada sí y jornada también en lo más alto, contra los mejores rivales y con todo en contra, a Valjent y a Budimir, que aún sabiendo que tendrán ofertas casi irrechazables lo han dejado todo en el césped, sin condiciones, solo por amor al escudo. Gracias también a Take, a Pozo y a Cucho, cedidos de una calidad sublime que han sentido la derrota como suya a pesar de que ellos no van a sufrir las consecuencias de la misma. Gracias a Xisco, a Pedraza o a Abdón, que aún sabiendo que iban a tener escaso protagonismo aceptaron estar en segunda línea con tal de jugar en primera con el equipo de sus vidas. Raíllo y Dani Rodríguez, gracias por seguir con nosotros cuando aún no conocíais el futuro del club, gracias por saber que queríais seguir triunfando aquí, haciendo historia en Mallorca, con los vuestros, porque vamos a estar ahí incondicionalmente. Gracias también a los que vendrán, porque seguro que nos harán sentir orgullosos.
Por último, gracias a la afición, por creer, por hacernos creer el uno al otro, por apoyar al equipo cuando se hundía y por aguantar las golpes que nos hemos llevado este año, que no han sido pocos. Todo esto nos servirá para volver mucho más fuertes, mucho más unidos, mucho más Mallorca.
Volveremos, siempre volvemos. Amunt Mallorqueta sempre.