Real Betis y Real Mallorca descorcharon el tapón de la vigesimoquinta jornada de competición liguera en Primera División. Andaluces y baleares disputaron un frenético partido en el Benito Villamarín que se selló con un 3-3 que dejó mucho más satisfechos a los visitantes, que consiguen así su segundo punto a domicilio en un feudo complicadísimo.
Vicente Moreno probó cosas nuevas y acertó en la mayoría. Lago Junior volvió a la banca y Takefusa Kubo se vio de nuevo en un esquema inicial tras más de un mes y medio sin hacerlo. El grecobrasileño Leonardo Koutris, por su parte, también hizo lo propio debutando como titular en el elenco rojillo. Y en el otro lado Joan Rubi, que como no podía ser de otra manera, puso toda la carne en el asador con Canales, Fekir, Joaquín y compañía para intentar que los tres puntos se quedaran en casa.
La primera parte parecieron dos: el partido fue de menos a más hasta acabar en locura. El Betis tomó el timón, pero el Mallorca se adelantó en el electrónico hasta en dos ocasiones. El ‘Cucho’ Hernández con una sensacional volea y Ante Budimir con una excelente definición tras finta desequilibraron un marcador que Nabil Fekir y sus interminables trucos de magia se encargaron de igualar. El francés fue el mejor sobre la cancha y forzó dos penas máximas que Sergio Canales y el mismo ex del Lyon se encargaron de transformar. Un primer acto en el que los delanteros le ganaron la partida a las defensas se cerraba con un 2-2 que duraría más bien poco.
El Betis trató de poner la primera piedra para que el guión de los segundos 45 minutos fuera distinto, y lo consiguió. Una magnífica cabalgada del eterno Joaquín acabó con una descomunal definición rasa ante la que nada pudo hacer Manolo Reina. 3-2, remontada en contra y la historia que una vez más tendía a acabar como siempre, pero esta vez no fue así. Cuando los de casa habían conseguido ya domesticar la pelota y el choque, un zarpazo del pequeño Kubo en el 70 igualó una contienda en la que el Mallorca supo sufrir hasta el final para marcharse con algo más que buenas sensaciones. Pese a agotar los cambios e intentarlo, la escuadra bética no pudo reaccionar al último golpe asestado por los de Moreno, que supieron defender hasta el pitido final como no habían sabido hasta aquel momento.
El Mallorca mostró una cara y una cruz, pero esta vez le valió. Carencias atrás, virtuosismo en zona ofensiva y el segundo empate a domicilio de la temporada que más que a tablas, sabe a victoria. Una tarde de lluvia goleadora en la que los bermellones pescaron puntos. Un 4 de 6 que empaña a medias los resultados negativos ante Pucela y Espanyol y que refuerza mentalmente a un equipo que se vuelve a ver fuera del descenso y que debe centrarse en la final del próximo fin de semana ante el Getafe.