Llegó de la mano de Sarver en 2016 como un auténtico torbellino, lo puso todo patas arriba y se metió el mallorquinismo en el bolsillo en menos de lo que canta un gallo. Reventó el mercado de invierno de Segunda División con una muestra de poderío económico inusual para un club que, meses atrás, se debatía entre la vida y la muerte. Todo aquello le valió el desprecio y la enemistad de clubes y aficionados rivales que, atónitos, veían como sus estrellas sucumbían a la seducción del ya cesado CEO mallorquinista. La puesta en escena era insuperable; su persuasión y su palabra, impecables. Sin embargo, toda aquella ostentación y liderazgo empezaron a diluirse cuando un milagro salvó al equipo de la catástrofe… catástrofe que llegaría en la siguiente temporada en forma de descenso a Segunda B, tras 40 años de travesía por el fútbol profesional.
La proyección, la transparencia y el protagonismo dieron paso al silencio y al oscurantismo como modus operandi del día a día del Club barralet. Las horas de Molango por aquel entonces parecían estar contadas, sin embargo una reunión exprés en Arizona le concedió un match ball que el ya ex Consejero Delegado del Mallorca aprovechó con creces. Con Vicente Moreno como estandarte de su nuevo Mallorca, Maheta encontró el camino directo hacia la gloria, conquistando la Primera División en tan solo dos temporadas consiguiendo redimir parte de sus pecados ante una parroquia que, sin embargo, ni olvida, ni perdona el traumático descenso a la categoría de bronce del fútbol español. Una vez en Primera, tanto el límite salarial como la carencia de un proyecto adaptado a las exigencias de la máxima competición nacional suponen un lastre demasiado grande para un equipo diseñado para jugar en Segunda División. La vida pocas veces otorga segundas oportunidades, pero el fútbol supone siempre una excepción y Maheta Molango no supo aprovecharla durante el pasado mercado de invierno perdiendo su segundo y definitivo match ball. Juego, Set y Partido para Andy.
Sea como sea, Molango ya forma parte de la historia del RCD Mallorca. Aliado con la providencia y la elocuencia, siempre podrá presumir de haber llegado al club en Segunda, dejándolo en Primera… con un descenso y dos ascensos consecutivos a sus espaldas. Ahora es el momento en que cada aficionado o aficionada pueda darle valor a lo qué más le pese. Lo que está claro es que el personaje no deja indiferente a nadie, para bien o para mal. La historia y la memoria colectiva se encargarán del resto.