La isla tenía hambre de derbi. Hacía una década que dos equipos ibicencos no se encontraban en Segunda B y el partido que han jugado este mediodía Peña Deportiva e Ibiza no ha defraudado. Tanto en la grada, donde centenares de aficionados unionistas han llenado de color y animación el Municipal de Santa Eulària, como en el césped, donde Rodado y Mariano han firmado dos goles de bella factura para darle al Ibiza los tres puntos. Los celestes han leído perfectamente el tipo de juego que requería el encuentro. Con una actuación muy solvente en todas las líneas despiden 2019 de la mejor manera posible, aún más afianzados en la parte noble del grupo I.
Quiso golpear la Peña en primer lugar, sin embargo. A los tres minutos de juego, Fran Núñez conectó un buen disparo desde dentro del área que Germán envió a córner con un paradón. Los peñistas avisaron pero no remacharon. Sí lo hizo en el minuto 10 Ángel Rodado. El Ibiza había tentado a la suerte un pelín antes con un chut lejano de Diego Mendoza que se fue por encima del travesaño. La primera vez que encontró portería el Ibiza no perdonó. Rodado recibió de Javi Pérez y, a veinte metros del marco, puso rumbo al gol. Primero se zafó de su marca con un buen regate y en cuanto encontró espacio suficiente armó la pierna y puso el 0-1 con un potente disparo desde la frontal. Todo el banquillo celeste corrió a abrazar al ‘9’ del equipo, que suma once goles en lo que llevamos de temporada. La misma escena de alegría se repitió cuando el partido estaba a punto de marcharse al descanso. El abrazado fue otro. Le tocó a Mariano recoger el cariño de sus compañeros después de enchufar un cabezazo inapelable entre el palo izquierdo de la portería peñista y Javi Seral, que pudo tocar balón, pero ya al otro lado de la línea de gol.
Pese al dominio capitalino, la Peña no se rindió e intentó que el encuentro fuese intenso. En el descanso Casañ sacó a uno de sus goleadores, Marc Fraile, en sustitución de un central, Copete. Los santeularienses trataron de subir una marcha a su fútbol durante un segundo tiempo en el que hubo mucho desgaste físico. Se produjeron varios choques fortuitos, sin incidencias graves, que demostraban lo importante que era para la Peña y el Ibiza salir victoriosos de un derbi que ha servido para estrenar una sana rivalidad entre vecinos. Los peñistas trataban de apretar, pero Germán estaba muy atento para atajar todos los centros que colocaba en el área el equipo local. Además, el Ibiza tenía bien sujeto el centro del campo y podía darle al partido el ritmo que le interesaba cuando recuperaba la posesión de la pelota. En el minuto 62, la parte de la grada donde se sentaban los aficionados de la Villa del Río cantó gol. La alegría duró poco: Caparrós Hernández, el árbitro del derbi, anuló el tanto por fuera de juego de Fran Núñez.
La ventaja en el marcador permitió a Alfaro oxigenar a varios de sus futbolistas. Fran Grima salió por Javi Lara cuando se había alcanzado prácticamente una hora de partido y Sibo sustituyó a falta de diez para el final a Rodado. Fue en ese último tramo cuando el Ibiza tuvo que vestirse con el mono de trabajo para evitar que la Peña recortara distancias. Al equipo celeste no le importó mancharse las manos para resistir el envite de la Peña, que fue duro. Todas las líneas se sacrificaron en defensa para frenar una ofensiva que tuvo en un cabezazo de Fraile (que paró Germán) y una jugada personal de Pipo (que sacó Grima en la misma línea de gol) sus ocasiones más claras. El esfuerzo tuvo recompensa y se celebró con satisfacción en el campo junto a los aficionados y, luego, en el vestuario visitante. No era para menos: no todos los días se gana un derbi tan bonito como el ibicenco, un regalo inmejorable a las puertas de la Navidad.