Real Mallorca y Real Betis Balompié disputaron en Son Moix su partido correspondiente a la decimoquinta jornada de competición en Primera División. El choque, que enfrentó a dos conjuntos con la necesidad de puntuar, acabó declinándose del bando visitante por 1-2 gracias a una meritoria puesta en escena del cuadro andaluz, que supo aprovechar las carencias y la esperpéntica actuación defensiva del equipo balear en los primeros 45 minutos.

Vicente Moreno hizo cambios. Joan Sastre y Lago Junior partieron desde el banquillo y sus posiciones las ocuparon Fran Gámez y Dani Rodríguez respectivamente. Takefusa Kubo volvería a ser la mayor amenaza ofensiva del bando local, con el recuerdo de su última gran actuación en casa ante el Villarreal aún presente. Por su parte, Joan Rubi puso toda la carne en el asador, como no podría ser de otra manera, y los Guardado, Canales, Fekir y compañía acabarían marcando las diferencias desde el primer instante de partido.

El encuentro arrancó con monotonía verdiblanca. El conjunto de Rubi aprovechó la imprecisión y el desconcierto con el que el conjunto local saltó al juego y en sólo cinco minutos de encuentro ya había conseguido el primer gol de la tarde, tras un penalti cometido sobre Fekir y transformado por Joaquín Sánchez de manera magistral. El gol sirvió de escarmiento, y el Mallorca mejoró hasta llegar a disfrutar de un par de ocasiones de peligro que incomodaron ligeramente el arco de Joel Robles. A medida que pasaban los minutos, las fuerzas se fueron igualando y ambas escuadras intercambiaron golpes durante el resto de la primera mitad. Febas, Kubo y alguno más probaron suerte, pero la fortuna se mantuvo esquiva a los jugadores vestidos de rojo. Y de perdonar a lamentar, porque fue el Betis quien volvió a golpear, y de qué manera. Nabil Fekir, el jugador más en forma de los verdiblancos, clavó un zurdazo desde la frontal ante el que nada pudo hacer Manolo Reina. 0-2, pocas esperanzas y un descanso en el que replantear muchas cosas.

Lago Junior fue la novedad en el segundo acto. El costamarfileño entró para sustituir a Idrissu Baba, y por lo tanto, Vicente retocó el sistema. El guión parecía ser calcado al de la primera parte, pero el protagonista parecía que en esta ocasión iba a ser el cuadro local. El mismo Lago transformó un penalti que provocó Dani Rodríguez y que le sirvió a los bermellones para meterse en el partido de lleno. Y a partir de ahí, lo de siempre: una afición volcada y un equipo dispuesto a obrar la proeza. El Mallorca parecía otro. Las tuvo y muy buenas, pero el balón no quiso entrar. El resultado acabo siendo el que era, por más que los dos costados apostaran por aumentar sus unidades en lo que restó de partido con jugadores de refresco como Abdón, Chavarría, Láinez o Borja Iglesias. La reacción llegó, pero sin duda llegó tarde, y ahora el Mallorca debe afrontar la amargura de otra derrota que le deja bien tocado antes de la dificilísima visita al Camp Nou de la semana que viene.