Más de 20.000 personas presenciaron en Son Moix el histórico encuentro correspondiente a la novena jornada de campeonato de Primera División entre RCD Mallorca y Real Madrid. El conjunto blanco volvía a la isla seis años después y la necesidad de cuajar un partido inmaculado para poder rescatar algún punto era de sobra sabida por los de casa. Y así fue: los bermellones cuajaron una actuación que ya forma parte de la historia del club y doblegaron a todo un coloso de la liga.
Vicente Moreno alineó a los mismos once que ante el Espanyol. Takefusa Kubo volvió a iniciar otro partido desde la banca y su oportunidad para demostrar su calidad diferencial ante sus ex y futuros compañeros tendría que esperar. Reina, Sastre, Valjent, Raíllo, Gámez, Baba, Febas, Salva, Dani Rodríguez, Lago y Budimir. Los ‘preferiti’ de Vicente. Zinedine Zidane también hizo lo propio. El técnico francés puso las cartas sobre la mesa, y su baraja contaba con nombres que asustarían hasta al propio miedo: Isco, James, Vinicius, Jovic y Karim Benzema endulzaron la parcela ofensiva de un once con alguna que otra baja, pero con una calidad abismal.
La primera parte arrancó como muchos esperaban: corrían los dos minutos de juego en el cronómetro y el líder ya había probado a Manolo Reina. El Mallorca trató de minimizar el monólogo madridista con un repliegue escalonado que sólo pudiera ser roto con alguna genialidad puntual. Pero a Lago Junior le pareció insuficiente, así que él mismo decidió desequilibrar la balanza con una extraordinaria jugada individual que acabó con una finalización exquisita que adelantó a los bermellones cuando aún no se habían cumplido los diez minutos. Y fue el gol la mecha que desató la locura, ya que el Mallorca las tuvo de todos los colores para haber aumentado la renta, con un gol anulado a Ante Budimir incluido. Una vez superada esta fase, el Madrid despertó, generó ocasiones de muchísimo peligro y mereció el empate. Karim Benzema y Vinicius volvieron loca a la defensa bermellona, siendo el brasileño el activo más destacable en todo el primer acto. 1-0, túnel de vestuarios y todo por decidirse.
Los segundos 45 minutos arrancaron y el Madrid saltó al campo a darle la vuelta, como no podría ser de otra manera. Lumor entró en detrimento de Joan Sastre, que acusó una notable inferioridad tras su duelo con Vinicius durante toda la primera parte. Los de ‘Zizou’ las tuvieron, pero no fueron el incisivo equipo que en ocasiones encuentra su mejor versión y destroza a cualquier rival. Rodrygo y Kubo fueron las piernas frescas que nutrieron a ambos conjuntos cuando al partido aún le quedaba media hora. Los merengues seguían intentándolo, pero la falta de inspiración, un gran Baba y una tonta expulsión de Álvaro Odriozola pusieron contra las cuerdas a unos galácticos que parecían quedarse sin ideas. El Mallorca rozaba la proeza defendiéndose con uñas y dientes, con un Fran Gámez soberbio que siguió demostrando que debe tener un sitio en esta plantilla.
Y sí, se llegó al final. Y sí, el resultado fue de 1-0. El Real Mallorca obró el milagro y consiguió una de las victorias más importantes y prestigiosas de la última década tras un encuentro colosal del que el conjunto de Vicente Moreno sale reforzado por todos los costados entendidos en esta disciplina. Diez puntos, un momentáneo pero notable margen numérico sobre la zona de descenso y una inyección increíble de moral para un equipo que luchó durante 90 minutos por demostrar que sí, que ha vuelto con las ideas claras a esta Primera División.