Lección de oficio del Ibiza en los campos de Mareo. En esta mítica factoría de futbolistas, el equipo insular ha sido capaz de doblegar al Sporting B, un rival que buscaba estirar su buena dinámica ante su público. Los ibicencos tenían otros planes –volver victoriosos a la isla– y los ejecutaron a la perfección, con el acierto desde los once metros de sus dos arietes, Rodado y Diego Mendoza, como pilar.

La primera la tuvo el Ibiza con un chut de Raí que estrenó los guantes de Javi Benítez, el portero sportinguista. Los celestes mandaron durante la primera parte del primer tiempo. Con cuatro cambios en el once (Lucas en la portería, Grima en el lateral derecho, avanzando a Kike López al extremo, Pep Caballé en el centro del campo y Raí acompañando a Rodado en la delantera), el equipo de Pablo Alfaro estaba bien plantado en el césped de Mareo. El filial rojiblanco, sin embargo, se mostró como un hueso duro de roer. Poco a poco, los pupilos de Samuel Baños se acercaron al área ibicenca. Veinte minutos se habían jugado cuando Lucas Anacker tuvo que usar los puños para despegar un centro peligroso que nació en la banda derecha. El balón rechazado lo convirtió Espeso, desde el otro costado, en una parábola que Chiki remató a gol. El tanto fue anulado por posición antirreglamentaria del ’10’ sportinguista. Fue la ocasión más clara del Sporting hasta el descanso, donde se llegó con una sensación de igualdad que prevaleció en el inicio del segundo acto.

El cerrojo lo abrió desde los once metros Ángel Rodado. El delantero puso la guinda a un centro de Raí desde la izquierda que recogió Grima dentro del área: el pase del ‘2’ tocó en el brazo extendido de Espeso y el árbitro no dudó al señalar penalti. Rodado tampoco lo hizo al ejecutarlo y adelantó al equipo celeste. Quedaban 37 minutos por delante y un botín fantástico que conservar. Supo hacerlo el Ibiza, manejándose bajo la lluvia como pez en el agua. A punto de llegar a la hora de juego, Kike López salió disparado como una bala hacia el área sportinguista. Los gijoneses pagaron caro el desajuste defensivo: Aizpiri fue al suelo y derribó claramente al salmantino. Era el último hombre y recibió una cartulina roja que no protestó nadie. Poco después, Núñez amenazó con un remate de cabeza, que se marchó fuera, a centro de Raí. El Ibiza no se fiaba de su rival quería ampliar la renta.

Alfaro movió el banquillo e hizo debutar a Kwasi Sibo, que entró por Pep Caballé. Antes de que se cumpliera la media hora del segundo tiempo, Diego Mendoza refrescó a Rodado, que se fue al banquillo. El partido entró en una fase de tanteo y, a falta de siete para el final, el Ibiza volvió a oxigenarse con la entrada de Carbia por Kike López. Apretaron entonces los insulares una vez más. Javi Pérez avisó con una conducción en paralelo a la frontal que convirtió en un tiro seco, obligando a Javi Benítez a intervenir. No pudo hacer nada el meta rojiblanco, sin embargo, cuando Diego Mendoza se colocó junto al punto de penalti. Espeso volvió a darle la oportunidad de tirar una pena máxima a los ibicencos derribando a Sibo, que se internaba solo en el área asturiana. Diego engañó a Benítez y puso el balón en el fondo de las mallas.

El Ibiza no perdió en los últimos minutos la flema con la que manejó los tiempos durante la mayor parte del duelo. Con los tres puntos en la maleta, la intensidad que el cuerpo técnico transmite a la plantilla desde la pretemporada veraniega sigue transformándose en resultados positivos.