Tarde o temprano todo llega a su fin. A veces tal y como soñaste. Otras veces las cosas se tuercen. Pero en el mundo del fútbol eso nunca se sabe. Lo único con lo que uno se puede quedar es con lo que ha hecho. A qué hinchada has hecho feliz. Quién te recordará con un cariño especial por dejarte la piel por una camiseta. Estos parámetros entran perfectamente en la historia de dos jugadores que han pasado por la isla de Mallorca. Y es curioso cómo, sin quererlo, se alinean los astros del fútbol para dejar una semana con dos nombres propios relacionados con el RCD Mallorca. Samuel Eto’o y Aritz Aduriz. Dos futbolistas que vistieron la elástica bermellona en momentos distintos dejan el fútbol profesional casi a par -al vasco le resta la presente temporada para colgar las botas-. Ambos han dejado huella en la historia del club balear de una manera u otra. Bueno, en verdad ambos lo han hecho de la misma forma: marcando goles.
Dos killers por naturaleza. Eto’o y Aduriz han demostrado en todo momento y en sus diferentes etapas futbolísticas que su objetivo era siempre la de introducir el balón entre los tres palos. Primero nos lo demostró un joven de 19 años que llegó a Son Moix a principios de siglo. Llegaba del Real Madrid y nadie pensó que en cuatro años se convertiría en el mejor jugador de la historia del RCD Mallorca. Eto’o anotó con la elástica bermellona 54 goles en Primera División y fue un claro artífice de la Copa del Rey ganada en 2003. Su actitud rebelde por momentos casó con la afición mallorquinista y el africano se convirtió en un ídolo para grandes y pequeños. Él, acompañado durante su etapa aquí por grandes jugadores como Ibagaza, Campano, Pandiani, Nadal y un sin eterno etcétera, asaltó el Santiago Bernabéu, el Camp Nou y otros tantos estadio de la geografía española. En definitiva: un héroe que siempre quedará en nuestras retinas y que todo mallorquinista adorará orgulloso.
El caso de Aduriz no es similar, pero la estima que la afición le tiene se corrobora con el homenaje que le hará el RCD Mallorca este viernes cuando reciba en Son Moix al Athletic Club. El delantero vasco anotó la friolera de 24 goles en dos temporadas. Fue una época dulce en la historia de la entidad balear. Él ayudó a olvidar las secuelas y los adioses de jugadores importantes. Era la época en la que cada temporada el vestuario se renovaba. Cada año había caras nuevas y, por arte de magia, siempre se conseguía tener un grupo competitivo. Los Arango, Mario Suárez, Castro o Jurado se entendían a la perfección. Y arriba Aduriz estaba en su salsa. El de San Sebastián fue un fichaje inesperado y sorprendentemente positivo para el club que soñó con meterse en competiciones europeas. Pero el mejor recuerdo que todo mallorquinista tiene es con Aduriz vestido del Valencia CF. Esa última jornada cuando el vasco marcó en Riazor con su equipo sin jugarse nada el Dépor, perdiendo, descendía a Segunda División. Obviamente, ese año, el RCD Mallorca casi pierde la categoría. Gracias a Artiz, eso no sucedió.
Gracias, por (lo) tanto, a ambos. Fue un placer gritar vuestros goles.