Cerca de la frontera argentina con Bolivia nació y creció Ángel Enrique Cobo Ruíz (San Miguel de Tucumán, 1931) y Palma de Mallorca, a sus 86 años, fue su plácido lecho de muerte. Correteó por el infrafutbol argentino con la zamarra de Atlético Tucumán hasta fichar por Ferrocarril Oeste, club donde un futuro Héctor Cúper forjaría su carrera. A su vez, tras aborrecer sus aspiraciones como abogado, se labraría una carrera como profesor de Educación Física.
Las raices palentinas de sus padres le abrieron la puerta a la nacionalidad española y, tras un corto periplo en el Rayo Vallecano, llegó a la isla. Día 1 de julio de 1958 se convirtió en el primer argentino en firmar por el club bermellón, incluso antes que Juan Carlos Lorenzo, compañero en Vallecas y futuro entrenador, quién recomendó su fichaje y que desembarcó 29 días después. El Toto y él abrirían el camino a una sucesión de argentinos legendarios: Cúper, Ariel Ibagaza, Gustavo Siviero, Leo Franco…
Su carácter, innato en sangre argentina, le dotó de una personalidad dominante dentro y fuera del campo. Afincado en el lateral izquierdo, muchos le señalan como el importador de La Guadaña en España: «Esperaba el momento en que el delantero tocaba la pelota para tirarme. Con fuerza, con vigor y a la pelota. De hecho, nunca me expulsaron y nunca lesioné a nadie», dejaba latente en Radiografía de un ascenso, libro de Juan Carlos Pasamontes. El mismo ascenso (1959-60), en Vallejo, del que sería participe y héroe. Antes, forjó la inexpugnable línea defensiva que campeonaría la Tercera balear (1958-59) y ascendería con tan solo 8 goles encajados. Tras dos ascensos consecutivos y ríos de sudor y sangre, un roce con el Toto Lorenzo, quién le acusó de desobedecer sus ordenes, le privó de jugar en Primera División y le alejó de Palma.
La Guadaña: entrar con las dos piernas en forma de tijera para mandar el balón a banda.
El ligamento de su tobillo derecho truncó su efímera etápa en Alicante y pusó fin a su carrera. Su amor por Palma obligó la operación retorno: «Palma me conquistó desde el primer momento por su tranqulidad y belleza. La ciudad ejerce una atracción tan grande sobre mí que no puedo marcharme», explicaba el tucumano en una maravillosa entrevista radiofónica de Última Hora. Se buscó las habichuelas como entrenador en el barro mallorquín (Constáncia, La Salle, Cálvia y Atlético Baleares) y como profesor de Educación Física, en el Colegio Luis Vives, durante más de 30 años. De esta manera devolvió Cobo su amor por Palma, de quién se convirtió en hijo adoptivo.
Luis Lozano Ibáñez, ex-alumno de Ángel Cobo, relata maravillosas anécdotas sobre sus peculiares clases de Educación Física.
“Sa Llotja” pretende, a modo de museo y a través de fotografías, personajes, partidos históricos, portadas de periódicos… exponer la historia del Real Club Deportivo Mallorca. Cada jueves, una nueva entrega: