Es lo mínimo que se merece este equipo, señal de respeto. Uno que lleva ganándose desde que descendiera a Segunda División B, lo mejor que nos ha ocurrido desde hace mucho. Sin duda. Porque ese varapalo nos ayudó a reconstruir lo que hacía tiempo era un club en ruinas, y nos recordó lo bonito que es ganar. Y no me refiero solo a los tres puntos.

Porque uno también gana cuando creen en él, ¿no? Algo que parecía difícil después de caer como lo hicimos. Pero llegó la estabilidad al palco, Vicente Moreno al banquillo, y aquí estamos. Increíble. No por el ascenso a la división de plata, ese era un objetivo indiscutible, sino por el rendimiento que está dando este Mallorca hasta hoy.

Invicto en los últimos siete partidos de liga, con solo tres derrotas en dieciséis encuentros disputados, a seis puntos del líder y a doce del descenso. Unos números con los que se ha conseguido devolver la ilusión a la grada, esa que tanto echamos de menos y que nunca debió irse. Ha vuelto a sonreír Son Moix.

Celebración de Lago Junior (Fuente: LaLiga)

Y este sábado puede que lo siga haciendo, la posibilidad de colocarnos quintos y superar al Málaga lo vale, pero pase lo que pase, no hay que olvidar de dónde venimos. Por eso, sea cual sea el resultado, acuérdense de inclinarse antes y después del partido. Quítense el sombrero, este equipo se lo ha ganado.