La lógica en el titular no existe, lo sé. Pero los sentimientos son así, ¿no? Cuando se trata del corazón las palabras dejan de ser lineales, predecibles y adquieren un sentido más figurativo, menos literal, con las que poder explicar situaciones como las del sábado en las gradas de Son Moix. Piel de gallina.
Nueve mil cuatrocientas sesenta y tres gargantas se levantaron de sus asientos para corear su nombre en la derrota, el resultado era lo de menos. Un gesto que lo significó todo, y que no hace más que demostrar el buen momento que vive el mallorquinismo; orgulloso del trabajo de su equipo, levantándolo cuando más lo necesita.
Es por eso que, sí, perdimos la oportunidad de estar aún más arriba, de seguir en play-off, de superar a un rival ‘directo’ por el ascenso. De acuerdo. Pero ver a nuestra afición aplaudir y animar de esa manera, hasta el final y habiendo perdido, en mi opinión, vale mucho más que cualquier victoria.

No sé qué ocurrirá a final temporada, si se podrá luchar por algo más que la permanencia o no, pero nadie puede negar que estamos disfrutando como nunca. Tanto dentro como fuera del campo, y se demostró frente al Málaga. Donde a pesar de la derrota, el Mallorca acabó ganándose una ovación más que merecida. Sin duda uno de los mejores momentos del año.