Son Moix se ha vestido de gala en una noche inigualable y solidaria. Jugadores de las Islas Baleares se han juntado para jugar un partido benéfico contra el RCD Mallorca con el claro objetivo de ayudar a todo el Llevant de Mallorca. Un partido que, además, no ha defraudado. Primera División, Segunda División, Segunda B, Tercera, Espanyol, Eibar, Atlético Baleares, UD Ibiza, Numancia o Albacete. Prácticamente en la totalidad del fútbol español hay donde escoger jugadores nacidos en nuestras islas, y esa selección balear ha caído 4-1 ante un Mallorca que se ha tomado el encuentro como una batalla más -algo muy típico en Vicente Moreno y que Pep Lluís Martí y sus jugadores han sabido igualar-.
Una fiesta táctica e intensa. Aunque el partido esté en un claro segundo plano, se han visto unas pinceladas muy interesantes que cabe destacar. Martí como entrenador es bueno, algo que todos sabíamos tras su primera experiencia en el banquillo del CD Tenerife. El seleccionador, junto con sus jugadores, decidieron desde el primer momento dar intensidad y buen juego. No querían la típica pachanga que termina con el marcador lleno de cifras con dos dígitos. Querían, o mejor dicho, han sido un equipo que ha dado espectáculo porque la afición merecía ver en plenitud a todos esos jugadores que están en el más alto nivel del fútbol español. Aún así, la primera parte finalizaría con el Mallorca por delante en el marcador gracias a un gol de Carlos Castro, que finalizaba una gran jugada combativa entre Abdón y Pablo Valcarce.
Muchos cambios y caras nuevas cada dos por tres. En la selección balear han jugado todos sus componentes -no vamos a citar a cada uno de ellos porque sería una lista demasiado larga-, los Sergi Enrich, Pedro Bigas, Miguel Ángel Moyà, Brandon Thomas, Xisco Jiménez, Ximo Navarro, jugadores de Primera División que en antaño defendieron la elástica bermellona. Pero iban pasando los minutos y Martí hacía los cambios pertinentes para que todos gozasen de minutos. En la segunda parte, ese insistir en los cambios, propició que el Mallorca -que también iba variando de caras- pusiera tierra de por medio. Sergio Buenacasa y Aridai Cabrera anotaban respectivamente para poner el 3-0 en el luminoso. Monchu Rodríguez, jugador del Barça B, recortaba distancias y finalmente Pablo Ávila ponía el definitivo 4-1 para los bermellones.
Una fiesta en toda regla. El resultado ha sido lo de menos. Todos han terminado el partido con una sonrisa. Y, lo más importante, se ha ayudado a Sant Llorenç des Cardassar y a todo el Llevant de Mallorca.