Basta con encender la radio, la televisión, abrir un periódico o, más simple aún, alzar la vista para darse cuenta… Todos cometemos errores, pero no hay nada que reprochar, es inevitable, no es más que una consecuencia de nuestra imperfección. No somos máquinas. Pero lo que sí está en nuestras manos es analizar por qué y dónde hemos fallado, e intentar que no se repita.
Así se explica la victoria lograda por los de Vicente Moreno frente al CD Numancia. Un encuentro que el Mallorca afrontaba sin el criterio de Salva Sevilla y que, tras lo vivido en la segunda parte ante el Zaragoza, hacía presagiar un partido más que complicado. Y así fue, solo que esta vez el grupo sí supo cómo afrontar su ausencia.
Es cierto que el equipo no estuvo nada fino en la faceta creativa, pero una genialidad de Lago Junior por banda, y la fe de Aridai para acompañar la jugada, hizo que nos adelantásemos en el minuto 8 de encuentro. Con todo un mundo por delante y sin apenas crear juego, salió a relucir la garra que tanto echamos de menos en la Romareda.

Si entonces tiramos dos puntos, esta vez ganamos tres. Una semana les bastó a jugadores y equipo técnico para trabajar la falta de oficio que demostramos al regalar el empate frente a los maños. Se supo sufrir, evitamos situaciones complicadas, aguantamos, perdimos tiempo… No fue un partido vistoso, pero aprendimos de nuestros errores y míranos ahí: en play-off y a nueve puntos del descenso.