Vas a ver a tu nuevo primo al hospital, recién nacido, y tu madre, al toque, ya tiene claro que se parece al padre. Que sí, que tiene su boca, sus ojos y sus manos, aunque deja el tema de la nariz al aire. Como si dueña y señora de la genética fuese. Hasta que llega la suegra a llevarle la absoluta contraria, y afirmaría antes que es hijo del cartero antes que coincidir. Pero tal vez eso tenga poco que ver con la percepción de las cosas y mucho con la malicia. Solo tal vez.

Igual pasa con Baba. Desconozco, y tampoco pretendo indagar demasiado, si son mis ganas de que se parezca a él, por las evidentes consecuencias que eso tendría, o de verdad guardan semejanzas. ¿Percepción o malicia? Hablo de Iddrisu Baba siendo hijo de Thomas Partey. Ghana y las condiciones en las que llegaron al primer equipo les unen. La locomotora que ahora disfrutan en el Metropolitano fue, en su momento, un pivote alto y delgaducho, sin tener claro si su deber es estar arriba percutiendo o abajo barriendo. Como diamante ghanés, se recoge, selecciona y pule al detalle. Ahora Iddrisu se está dejando moldear por Vicente y, aunque se postule como sustituto de Pedraza, sería erróneo y contraproducente encajonarle.

Baba (Accra, 1996) cuenta para Moreno tras su cesión al Barakaldo (Fuente: RCD Mallorca).

Thomas fue uno de los más destacados en el calvario de la vuelta a la plata. 37 partidos y 5 goles le valieron para dar el salto a la máxima categoría. Baba lo tendrá infinitamente más complicado que su compatriota, pues tiene a tres mediocampistas de nivel por encima suyo (considerando que está por encima de Faurlín). No será tan precoz, no explotará a la primera. No obstante, su año en Barakaldo, llegando al vestuario con barro hasta las orejas y sufriendo el frio norteño, le darán un plus. Con su crecimiento y modelación veremos si realmente es hijo de Thomas o del cartero. Dios quiera que la genética no falle.