El Real Mallorca de Vicente Moreno afronta este próximo domingo el partido de vuelta de la eliminatoria de ascenso de campeones a Segunda División A. El partido será en Anduva, campo donde el equipo bermellón, curiosamente, perdió la categoría el año pasado. Los bermellones afrontan el partido sabiendo que van con ventaja (por el 3-1 de Son Moix), pero que de ninguna manera deben confiarse, ya que el de mañana es otro partido en los que si te desconectas un rato, puedes estar muerto.
Seguramente, hasta hace unos 15 días ningún mallorquinista recordaba Miranda de Ebro en su memoria como un sitio del que sacar alguna conclusión positiva. ¿Qué traía de bueno acordarse del estadio donde el año pasado perdiste la categoría? Nada, si es que parece de locos. Pues el (caprichoso) fútbol ha querido que el Mallorca tenga la oportunidad de enmendar su terrible error y volver a lo más alto del fútbol español, que es sin duda donde merece estar. Con el 3-1 de la ida, las opciones de lograrlo son reales. Las opciones de cumplir el objetivo son serias, y el equipo bermellón debe coger este tren.
Ni hará falta decir que caer en el (vergonzoso) juego al que ha estado jugando el Mirandés esta semana sería el primer paso hacia la debacle. Desde que el colegiado pitó el final en Son Moix, el equipo del norte de la Península Ibérica ha estado desplegando una campaña ‘pro-remontada’, la cual perdió ética deportiva alguna cuando prohibió a la mayoría de mallorquinistas que viajarán con el equipo mostrar alguna prenda y distintivo del mismo. Una locura, otra más. Por eso hay que salir a Anduva, ver, ganar y ascender. Sin peros ni excusas.
Las oportunidades así pasan dos o una vez en la vida. Los más listos y espabilados las aprovechan. El fútbol le brinda el próximo domingo al Real Mallorca de Vicente Moreno una de esas que no se puede desaprovechar de ninguna de las maneras. Hay equipo, hay renta en el marcador, hay afición (muy comprometida), hay ganas de volver a lo más alto. Tocar el cielo de una vez, es posible.