RCD MALLORCA 3 1 CF BADALONA
RCD Mallorca: Manolo  Reina; Joan Sastre, Bonilla, Raíllo, Xisco Campos; Pedraza, Aridai (Fran Gámez, 78′), Salva Sevilla, Abdón Prats (Faurlín, 72′); Álex López y Lago Júnior (Ndi, 87′). CF Badalona: Marqueta; Álvaro Vega, Héctor, Robusté, Moyano; Maestre, Albarrán, Toni Lao, Robert; Rubén (Lekic, 66′) y Néstor.
Goles: 1-0: Abdón Prats (3′), 2-0: Aridai (40′), 3-0: Salva Sevilla (74′), 3-1: Héctor (83′)
Asistencia: 7.170 espectadores

Esta vez venció y convenció. Fue la aureola del Mallorca enladrillado y en bloque que en la primera vuelta ya enseñó que esta categoría no se la podía embotonar. En Sabadell  asomó el fantasma. El mismo espectro que en el del Valencia Mestalla o el de Cornellà. Pero había otra bola de partido y las caras de los once elegidos, los once de Vicente Moreno de aquí al playoff, emitieron la hiperconectividad de dejarlo atado y bien atado. La demostración más nítida de tal situación fue el comienzo. El mazo para golpear ya lo llevaban enseñándolo a los catalanes antes del pitido inicial. Y tras la primera de Lago, un segundo de descanso, el tercero fue para el gol de campeón. Empezaba la fiesta en toda la esfera bermellona en Son Moix.

Abdón Ca de bou, máximo goleador con 12 tantos, era representante de los suyos por su ímpetu con unos ojos de concentración máxima transmitiendo que hoy sería un mero trance. Entonces el Mallorca hizo grande el campo ejecutando el acordeón delante de un Badalona que, con el marcador ya en contra, no se había colocado aun en el mejor tapete de la categoría. Compraron los de Vicente Moreno la verticalidad dañando al rival, presenciando como los flancos de Lago y Aridai querían a costa del Badalona hacer sangre. Lo intentaron pero los catalanes sabían también de la importancia del match. No doblar la rodilla en Son Moix para aferrarse a alguna posibilidad de playoff.

Abdón Prats fue el reflejo pleno del carácter liguero esta temporada. Incluso perdiendo el sorteo de campo, el Mallorca manifestó las ganas de cerrar el título de la categoría de bronce en Son Moix.

Supieron los de Manolo González salir del pozo ante tanta masa efervescente bermellona e incitaron a igualar el ritmo del conjunto mallorquín fabricando posesión. Se mezcló además la bajada de pistón del Mallorca. El sprint del comienzo provocó un flato en forma de recogida ofensiva y apareció el momento de meter los escudos y coger aire puro. Igualmente, los tempos siempre fueron rojillos y el control de estos se efectuaron a la perfección. En la coyuntura más desfavorable y sin mucho balón, llegó el segundo gol prácticamente a falta de tres minutos de dar carpetazo a la primera mitad. Se cerraba un círculo. Dominando en los extremos y fabricando además allí lo más importante del fútbol: el gol. Aridai, a pase de Abdón, prendió con la punta un balón que en última instancia lo acabó envenenando el propio guardameta del Badalona, Marqueta, que se la coló por en medio de las piernas.

Camino raso hacia el título

A partir de ahí, y ya en la segunda mitad, el arquero rival también dejó enmarcado un granito del segundo campeonato nacional de Segunda División B Grupo 3, el pionero data de la temporada 80/81. El guardameta Marqueta en la primera jugada a balón parado de Bonilla, volvió a fabricar un extraño con sus manos embutidas de unos guantes aventurados y el esférico acabó repeliendo en el palo izquierdo. Fue también en el minuto estimulante número tres. Todo el evento se ponía cuesta abajo para el Mallorca y viceversa para el Badalona. El guión se iba cocinando con todos los ingredientes de un gran momento que se produciría en poco tiempo. Se escribía la vuelta de una parada perfecta de Manolo Reina, una ocasión manifiesta de gol de Lago Junior y el tercero, el número mágico del encuentro, y último gol de la mañana por el mariscal del conjunto bermellón, Salva Sevilla, que desplegó la pierna para encañonar la portería contraria ante un Marqueta imposibilitado con el tiro perfecto del mediocentro.

Ni el tanto del Badalona al final pudo establecer la frialdad de unos segundos, ya que el calentón de las gradas, capitaneada por el fondo norte, no dejó de apagar la llama por la inminente consecución del título de liga y Vicente Moreno, un perro viejo en esto, añadió más gasolina en los asientos realizando los cambios del reconocimiento, como fueron los de Abdón y Lago Júnior ante la mirada atenta de Robert Sarver en el chill out made in fútbol moderno. El pitido final presenció la explosión de 37 jornadas en un espacio-tiempo no correspondido. El Mallorca suma un trofeo en sus vitrinas. Nadie lo recordará. Absolutamente nadie pasados un gran cargamento de primaveras recapitulará atrás si no se desbloquea lo importante, capital y lo esperado en todo este brete: el playoff de ascenso.