HÉRCULES CF 1 1 RCD MALLORCA
Villarreal B: Falcón; Peña, Pol Bueso, Samuel, Juanjo, José Fran; Navarrete, Miñano (Pepelu, min.81) Moha (Connor, min.77), David Torres y Juli (Tarí, min.69). RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, Salva Ruiz (Bonilla, min.54), Raíllo, James (Ndi, min.54), Xisco Campos; Salva Sevilla, Faurlín , Abdón Prats (Álvaro Bustos, min.71), Lago Junior, Fran Gámez.
 Estadio: José Rico Pérez
Asistencia: 3.245 espectadores

Al Hércules le bastó el pragmatismo enseñándole, una semana más, la rampa a un Mallorca de mentalidad no ganadora y, aunque el encuentro fuera una retahíla de poso negativo mallorquinista, salvó un punto en el paisaje casi atado de la victoria blanquiazul. Solo un penalti de demo a Bustos y un disparo de panenka de Lago, una ejecución como poco temeraria, encoló noventa minutos que solo pueden dejar la preocupación y la sensación de un equipo turbado a media marcha. Tres puntos de quince son suficientes credenciales, como también la imagen pobre presentada en el Rico Pérez. Un estadio difícil para los isleños -no ha podido ganar ningún balear-, que se ha encendido viendo al líder tirando al final del grande en el partido de pobre.

«Lo que sí tuvimos fueron prisas, que no tiene nada que ver con los nervios o la ansiedad», explicaba Moreno el pasado viernes que, viendo los precedentes, lo que no tuvo nada que ver cada vez está más cerca de parecer. Y es que bastó ver la puesta en escena bermellona, en una jornada dónde las bajas de Aridai y Marc Pedraza habrían hueco en el once para James y Faurlin, sumados en el aturdimiento grupal. Incluso la vuelta de Raíllo, un seguro juntamente emparejado con Xisco, quedó empapado del efecto contrario. La línea de cuatro, con la incursión de Salva Ruiz por Bonilla en una decisión técnica de Moreno, dejó la radiografía de la imprecisión y el desconcierto en prácticamente todos los tramos del encuentro. Podía seguir el Mallorca a carro de los alicantinos, juntos y aparentemente ordenados que, fácilmente, los hombres de ataque del Hércules combinaban deshaciendo el acordeón mallorquinista.

Seguía el Mallorca más a merced del rival que pudiendo, con un Salva Sevilla huérfano de adeptos, crear y distribuir dañando atrás al Hércules. No llegaban. Y tampoco bastaba que Abdón reculara para empalmar un cable de conexión porque el partido le dijo al propio artanenc que en el fútbol no solo basta con correr. Mientras tanto un Álex López continuaba en tratamiento de reinserción en un once inicial. Y a cantidades mínimas por lo que tiene que aportar, Lago Junior era el que quería arrastrar un vehículo pinchado de dos ruedas.

La segunda mitad sacó los colores del Real Mallorca. Sin hacer nada,  entendían que el descanso sería fiel y compañera en darles combustible en el segundo tramo del partido. Se les nubló la mente sin recordar el redondo larguero que Juli, un todo nervio por el verde, avisó a los bermellones a cinco minutos finales del parón reglamentario. No se lo esperaban y, en la primera combinación local tras la reanudación, Moha sin problemas en el área pequeña recibió un pase de Juli del costa derecho y operando sin interrupciones se giró y cargó contra la red del Mallorca. La historia repetida.

Un Hércules a todo trapo y un Mallorca ante la pesadilla del virus que le tiene atrapado estas últimas cuatro semanas. Vicente Moreno, que no espera ni al apuntador, decidió el doble cambio introduciendo a Ndi y Bonilla, cosa que individualmente poco arreglara, aunque sí que, por estar allí, lo hizo el último cambio, Álvaro Bustos. En una ocasión desperdiciada de Ndi a pocos minutos del final, Bustos provocó un inexistente penalti y Lago catapultó un punto que dice mucho. Se disfrazó el problema del Mallorca más que se arreglaran los muebles con el empate.