Un bastión más por asaltar. Se encuentra en asedio constante y es cuestión de tiempo que los muros acaben cediendo. Nuestras mujeres, cada día más, patean balones en los exóticos y autóctonos campos baleares. Celebremos compartir algo tan significativo como el cuero.
Recuerdo jugar con y contra chicas. Desde chiquillos, siendo benjamines, encontrabas ya alguna valiente. Para que mentir, lo encontrábamos raro. Veíamos a nuestras hermanas y amigas bailar ballet y el contraste extraña, más si cabe, a un niño de siete años. Pero pocas darían mas de dos pasos. La falta de apoyo, el causante. Hoy reconforta ver los proyectos del RCD Mallorca con su campus de verano, del CD Manacor con sus equipos federados desde los 6 años. El Collerense, Son Sardina y Sporting Mahón paseando a las islas por la segunda división nacional y Patri Guijarro, Virginia Torrecillas y Mariona Caldentey labrándose un nombre y un camino por toda Europa.
El pasado noviembre pudimos gozar de las internacionales absolutas en Son Moix, con la especial presencia de Patri y Virginia. Ojalá fuese un preludio de algo nuevo. Lleva tiempo rondando la idea de crear un equipo femenino. Ya sea base o profesional, ni la economía ni la logística deberían ser un problema para que, en un futuro a medio-corto plazo, saltar la última valla para acabar la carrera de la inclusión en una más que digna posición. El fantástico trabajo que se lleva a cabo en los barrios palmesanos y los campus veraniegos de fútbol femenino ha centrado el balón de tal manera que, con la apertura definitiva del balón a las mujeres, pueden rematar al fondo de la red.
Que no se salte solo a las calles, también a los campos. Queremos verlas con el balón.