La vigesimosexta jornada de campeonato doméstico en el Grupo III de la Segunda División B está a punto de arrancar. En ella, el Atlético Baleares de Manix Mandiola se medirá al Olot de Raúl Garrido en lo que va a ser una auténtica final por evitar las posiciones de descenso directo. El conjunto blanquiazul tiene en sus manos la posibilidad de reengancharse de una vez por todas y dejar al conjunto gerundense un poquito más tocado en la tabla.
El partido más esperado de la era Mandiola, seguro. Debutar contra todo un Elche no parecía tarea fácil. Y no lo fue, pero pese a empatar en casa, el conjunto balearico mostró esas garras y esa casta que por Son Malferit echaban mucho de menos y claro, ante el Olot ya no hay excusa que valga porque, pese a haber sufrido una leve mejoría en según qué aspectos, la posición en la clasificación sigue siendo crítica y complicada de revertir. La concentración deberá ser total.
El rival del próximo domingo ocupa la plaza de play-out, un puñado de posiciones más arriba que el Atlético Baleares. El enfrentamiento es directo y perder podría ser un golpe del que sería casi imposible recuperarse. Un campo pequeño. Una ratonera donde equipos como el Mallorca no han podido llevarse los tres puntos. La Segunda B y toda su parafernalia. Dos derrotas en los últimos doce partidos. Unos números más que dignos para un equipo que se propuso la permanencia como objetivo primordial de la temporada. No como los del Atlético Baleares, que desde el pasado 22 octubre sólo ha sumado una victoria.
Muy buen partido deberán cuajar los pupilos de Mandiola para llevarse algo más que sensaciones positivas del municipio de Girona. Ganar en Olot sería un golpe encima de la mesa total para reafirmar la mejoría del equipo y para hacer seguir creeyendo a la parroquía de Son Malferit. Mucho que perder y mucho que ganar el próximo domingo. El partido más esperado.