Ni Amaia, ni Aitana, ni Alfred. El líder indiscutible en redes -en su correspondiente categoría- también es el Mallorca. Con el fenómeno que ha supuesto Operación Triunfo, digno de riguroso estudio, aún fresco, reafirmamos la importancia de nuestra vida virtual. Mientras los chavales estaban en su burbuja, una basta parte de la sociedad española, con afluencias también hispanoamericanas, estaban al tanto de todos sus movimientos. Twitter e Instagram se inundaron de comentarios y discusiones, vídeos y fotos. Ahora, fuera, siguen dandole el mismo uso, o incluso más. Es el lazo de unión con el resto de mortales. Y, como todo, hay que saber usarlas correctamente y en su justa medida.

En las oficinas de Son Moix parecen haberse dado cuenta, tarde, pero sin haber caducado aún. Los tweets en minúsculas, faltas de ortografía esperpénticas y fotos borrosas han pasado a mejor vida. Se ha reanimado una cuenta de Instagram que estaba en las últimas. Se ha creado una app, los MatchDays y una retransmisión de los partidos, cada vez mejor, en streaming. Todo trabajo virtual, sumado al buen hacer deportivo, han resultado en una repercusión más que notable en la nube. Un formato bonito y cuidado siempre queda mejor si anuncias una victoria o un fichaje esperanzador. Y gran culpa de todo eso la tiene Albert Salas. El Binissalemer, con experiencia más que suficiente en el mundo de la comunicación y el deporte de la mano de Esports IB3, ha lavado la cara del club bermellón en pocos meses y lo ha puesto a la cabeza de Segunda B también en las redes.

Allá por 2015, los tweets del club solo podían ser tomados con humor.

Sigamos dotando de innovación, humor, improvisación y personalidad a nuestras publicaciones. Es la única manera de mantenerse vivo ante la jauría que es el mundo online. Que cada vez le va comiendo más terreno al mundo de a pie.