Parece que tenían razón los políticamente incorrectos. Aquellos sin reparos tildando de mejor solución despojarse del concepto de profesionalismo para reconstruir a un muerto. La podredumbre se instaló en despachos y, en la irresponsabilidad absoluta, se fue desollando paulatinamente al club. Acabó paseando por los campos totalmente escayolado sin armazón. Los partidarios de rematar y ejecutar el desahucio de LFP se ven con el buen camino de las consecuencias. No hay que engañarse, y esto último es glucosa de la condición humana, los impulsores de esta causa tienen el gen más puro del mallorquín. El de la cabezonería, el de las catástrofes se ganan con catástrofes y el singular sentimiento de la sangre fría de objetivar en una realidad dopada de esperpentos. Ahora, el Mallorca es el buque del lago de categoría. Un buque que, por fin, demuestra su envergadura con hechos. Y es más un partido de grandes el de Badalona que la victoria frente al Elche en Son Moix.

Hay que quitarse el sombrero por el CF Badalona, las entidades vecinales, l’Ajuntament de Badalona y voluntarios. Pudiendo beneficiarse considerablemente por la taquilla de recibir al Real Mallorca, el club catalán aprovechó la ocasión para seguir, una año más, con la tradicional campaña «Cap infant sense joguina» destinando juguetes y la recaudación de la entrada, a cinco euros, a aquellos niños que, desgraciadamente, tienen dificultades para recibir juguetes en Navidad. Hasta el treinta de diciembre actividades en Badalona por un «Nadal Solidari».

Aunque no es un patio de Instituto, el Mallorca es el respetado del Colegio de Primaria. Si bien es cierto que le llevan y le recogen del cole en un cochazo, saca sobresalientes y eso es lo importante para no repetir aquellos cursos de conductas impropias de un estudiante. Además, el ruido de barriga resuena de esa felicidad extraña cuando sin estudiar sigues aprobando por la inercia del que sigue la línea campeona. Así se consigue la denominación de origen que te acredita como grande. En el último minuto, sin apenas merecerlo, te lo llevas prácticamente muerto. Encima no te corrigen bien algunos ejercicios sin pitarte penaltis. Otro síntoma del espectro del grande. Envidia sana. Cuantas veces se habrá vomitado estos dos últimos vocablos por parte del alumno/jugador en las entrevistas fabricadas siempre por la papelera de reciclaje del fútbol de m moderno. Clicas encima de la papelera y te encuentras joyas anónimas (no existen autores) de declaraciones estériles. Y se contagia, lo que faltaba, a la servidumbre de los responsables en eliminar el contenido de la papelera. El Mallorca es grande, ya no hace campana y asiste a clase. Niños: Hay que estudiar.