La andanada de viento y el patinaje sobre el verde fueron los únicos defectos de un Camp d’Esports que sonaba antes, entre y después del partido el Glory Days de Bruce Springsteen. Al final, sí o sí, te parabas a escucharla dejando al lado el móvil pegado a la mano. La primera estrofa de la canción dice así: «Tenía un amigo que era un gran jugador de béisbol cuando iba al instituto. Él podía lanzarte esa pelota tan fuerte que te hacía sentir un inútil. La otra noche lo vi en un bar de carretera. Yo estaba entrando; él estaba saliendo. Volvimos adentro, nos sentamos y tomamos algunos tragos. Pero de lo único que él hablaba era de los días de gloria». Un par de letras que evocan cómodamente el propio nicho de algunos buenos recuerdos. Era imposible no cuadrar y perpetrar un paralelismo de los días de gloria bermellones llenas de ensaimadas mecánicas. De acabar el partido, volver a prestar oídos a la canción y engrifarse uno en la idea de tomar «algunos tragos» con Gabi Amato.
La verdad es que la historia fue real. La letra de la canción, no la utópica vivencia con Amato aunque las estadísticas dicen que transitó en más de un bar de carretera. Pasó en 1973, el bar se llamaba (o se llama) Headliner y aquel amigo jugador de béisbol tenía nombre y apellido: Joe DePugh. Springsteen y DePugh fueron compañeros de clase en el colegio de monjas de St. Rose of Lima. Se reencontraron y recordaron aquellos partidos de béisbol. Bruce, en esa época, comenzaba a firmar con importantes discográficas pero no sería hasta once años más tarde como vería afianzada su figura mundial bajo el álbum Born in the U.S.A. Y dentro del recopilatorio vería la luz la historia de un pitcher muy bueno. Sin embargo, Springsteen no explicó al mundo si aquel relato existió de verdad. Es más, en Freehold, la ciudad natal del cantante, sus habitantes pensaron que Glory Days describía genéricamente la ciudad dónde él creció.
Muchos se preguntaban quién era aquel jugador de béisbol tan bueno. Llegó la respuesta. Fue en 1997 en esas tradicionales reuniones de antiguos alumnos. Dick Enderly, compañero también de DePugh y Springsteen, le preguntó aquella tarde al boss si existía la identidad de aquel joven jugador y encontró la respuesta. Joe DePugh fue también un gran jugador de baloncesto. En su último año de curso tuvo varias ofertas para jugar al basket universitario y la oportunidad también de probar para Los Ángeles Dodgers. La prueba esclareció dedicarse a los estudios universitarios graduándose en filología inglesa. Años más tarde, Joe escucharía por la radio esa conversación en Headliner con Saddie, como él llamaba a Bruce cuando eran jóvenes. Glory Days sonó jugando el Mallorca. Ahora no es gloria pero la última vez que el speaker la enchufó todo el mundo sonreía.