El Real Mallorca de Vicente Moreno ha disputado su primer partido de Copa del Rey ante el Lleida, equipo con el que comparte grupo en la Segunda División B. El partido se ha saldado con una victoria visitante tras la lotería de los penaltis tras 120 minutos en los que el fútbol brilló por su ausencia.
Victoria en la tanda sin demasiada historia, clasificación y a otra cosa. Vicente Moreno ha aprovechado el encuentro ante el conjunto catalán para dar oportunidad a varios jugadores poco habituales en los primeros onces de la temporada. Entre ellos Pierre, Núñez, Cano o Serrano. Raíllo, Cedric y Pol Roigé han sumado otro encuentro como titulares mientras que Joan Sastre ha vuelto al equipo tras cumplir el partido de sanción con el que fue castigado tras su expulsión ante la Penya Deportiva.
A parte de la victoria, el partido ha servido también para que Ferran Giner y Salva Sevilla jugaran sus primeros minutos con la elástica bermellona tras fichar sobre la bocina en los últimos días de mercado. Un torneo de oportunidades.
El partido fue de menos a más. De fútbol, poquito. Las ocasiones cayeron desde el primer minuto del bando isleño, que tuvo una muy buena oportunidad en un remate de Cedric que acabó estampado contra la madera. El Lleida no encontró su primera ocasión hasta la media hora de encuentro. Hasta la hora de encuentro, las pulsaciones del encuentro no hicieron alarmar ningún marcapasos. El ingreso de Ferran Giner y de Salva Sevilla coincidió con la mejor versión del equipo de Moreno. Una mejora que no encontró el merecido premio del gol.
La prórroga fue soporífera. Sin fútbol ni ocasiones. Lo único que buscaba el partido era un vencedor, de la forma que fuera. El Lleida buscaba los penaltis y el Mallorca evitarlos. Pero la posesión del balón no se tradujo en ocasiones y la fatídica tanda de penaltis acabó llegando. Una moneda al aire como siempre, que esta vez cayó del lado visitante. 3-4 y el equipo catalán que supera la fase eliminatoria. Un premio excesivo.