Ver a Lago Júnior en El Clariano es sinónimo de pensar dos cosas. La primera es la gran maniobra (Moreno trabajando en otras parcelas) de haber podido retener a un jugador que, viéndole desplazarse ayer por el césped, evidenciaba una imagen totalmente «artificial». La segunda no es otra cosa que Lago y Real Mallorca más Segunda B son ingredientes que juntos suman una rebelión terrorífica. Pero habrá que alimentarse de sabores ásperos y amargos. El menú de la temporada, viendo los precedentes, se encaminan a un solo plato por cabeza en buffet del malo, que ya puedes elegir que todas las combinaciones terminan de la misma forma: una castaña. Solo queda, para pasar el tiempo rápido, comerse lo correspondiente, levantarse y «pa casa». Igual que  un 0-1 y de penalti.

Había que medio enterrar al club en un paraje no profesional para arrancar un comienzo notable, aseado y con Pol Roigé. Aunque esto último es para dar de comer aparte. Porque anteriormente el modelo Pol fue Angeliño, Michael Pereira o Nikola Gulan (llegó a llevar el brazalete de capitán en algún amistoso de pretemporada justo antes de marcharse). Aouate tuvo buen ojo fichando materia prima balcánica. En menos de un año, Dudu en menos, liquidaron su presencia estilo bomba de humo. No obstante, en plenas negociaciones Gulan y Mallorca para marchar, el serbio tuvo un huequecito para casarse, bajo la presencia en el papel de padrino de Stevan Jovetic. Confirmada, por tanto, su gran amistad en su época vestidos de violas. Dicho esto, viendo el reportaje audiovisual, más que una buena relación entre Jovetic y Gulan parece un contrato de presencia por parte del serbio hacia el montenegrino. Además, hay un momento de video que uno puede perder azúcar poniendo en peligro su integridad física ante la confusión de ver a Jovan Stankovic en la boda y abrazado a Nikola Gulan. Quedó en un susto. Fue una falsa alarma. Eso sí, Gulan estaba hecho un pincel

 

Pasaron un par de minutos para poder ver asentado al Mallorca en campo contrario. Y es que  no pisaba El Clariano desde 1995 en Copa. Una Copa con meta final en cuartos perdiendo frente al Valencia en un global de 1-4, y en un comienzo de competición ganando al Mármol Macael, club de Almería desaparecido no hace mucho tiempo. De torneo copero como equipo mayor a partido liguero en iguales condiciones. Más de diez minutos de juego tuvieron que pasar para apuntar la primera llegada a portería contraria. Tanto es así que los locales apretaron ya en el inicio defendiendo su área de manera solvente. El Ontinyent se aferraba al oxígeno de Keita que, mareando más de una vez a Raíllo y Xisco Campos,  llegó a colocare solo ante Reina. Igualmente, el detalle que desequilibró la balanza volvió a ser de parte de los de Vicente Moreno. La efectividad por ahora es fiel compañera de partidos para el Mallorca y en un ataque bermellón, el defensa local Verdú arrolló casi con el desconocimiento que en los encuentros hay jueces y unas leyes. Arrolló a Abdón concediendo penalti que transformó Lago en gol. Un Mallorca tan práctico que en la segunda parte no pasó nada, salvo el susto final de Cedric y un dolor torácico. Los de Vicente Moreno son segundos empatados con el primero, el Elche. Buen comienzo. Aunque a la espera de nivelar con hechos un encuentro delante de un especialista en bronce.