La Liga 1,2,3 se pone al rojo vivo en estas diez últimas jornadas. La igualdad en la clasificación hace que, a falta de diez jornadas para el final, la lucha por todos los objetivos esté totalmente abierta, salvo la pelea por el campeonato liguero, que parece tener un claro dueño: el Levante U.D.

Por ello, la expectación por ver cómo se cerrará la clasificación es máxima y el nerviosismo y la impaciencia ya empiezan a ser factores importantes en el desarrollo del juego y lo más destacado es que muchas veces son factores incontrolables. Al menos en los instantes previos al partido. Es un momento de la temporada en que comienzan a cruzarse de manera definitiva los intereses de los equipos y la lucha por alcanzar los objetivos establecidos a principio de temporada se vuelve más intensa.

Además, cobra especial importancia la memoria histórica de esta temporada, es decir, cómo ha estado el equipo, en qué situaciones ha competido y cómo llega a este tramo final de la temporada. En ocasiones esto provoca las dudas y los fantasmas e incluso el miedo a que se escape el objetivo. Algo similar ocurre en el conjunto girones, entrenado por Pablo Machín, que tras perder los últimos tres encuentros ha visto como se ha instalado un clima de dudas para afrontar estas últimas diez finales.

Estas dudas son fruto tanto de las tres derrotas seguidas, dos de ellas en casa (donde no había perdido ningún partido hasta la fecha), como de las sensaciones que ha dejado el equipo. Lejos de ser ese equipo peligroso en el aspecto ofensivo, principalmente en las transiciones, el conjunto de Pablo Machín se ha mostrado como un equipo plano, demasiado horizontal, sin generar el peligro y la seguridad de otras ocasiones. Además, el equipo ha visto como en tan sólo tres jornadas la distancia sobre el tercer clasificado, el C.D. Tenerife, ha pasado de ser 11 puntos a ser 6 puntos y teniendo que visitarle en dos semanas, lo que supone un calendario de vértigo.

Esto ha sembrado las dudas en una afición que ya se veía en la máxima categoría por primera vez en la historia tras varias temporadas quedándose a las puertas. Ahora ven como van a tener que sudar mucho aún para que el próximo 11 de junio en Córdoba puedan ser el segundo equipo, junto al Levante, que celebre el ansiado ascenso.

Por delante el equipo de Pablo Machín tiene un calendario cuanto menos complicado, donde tendrá que rendir visita en seis ocasiones mientras que aprovechará el fortín de Montilivi en tan sólo cuatro ocasiones. Numancia, Tenerife, Lugo, Levante, Gimnástic de Tarragona y Córdoba son los encuentros que tiene a domicilio, mientras que UCAM Murcia, Huesca, Alcorcón y Real Zaragoza son los partidos que le quedan cerca de su afición, donde el conjunto de Pablo Machín buscará volver a hacerse fuerte para amarrar 12 puntos que se antojan vitales para la lucha por el ascenso.

De momento, tiene un colchón de seis puntos que le permiten mantener la calma ante esta dinámica negativa pero en el conjunto de Pablo Machín saben que estas dos salidas consecutivas a Soria y a Tenerife pueden marcar mucho la distancia en la lucha por la segunda posición. Desde dentro del vestuario se niegan a recordar lo que les sucedió hace dos temporadas, cuando en la jornada 32 el Girona también iba segundo y finalmente se quedó fuera del ascenso directo por el goalaverage con el Sporting de Gijón, pero desde la afición los fantasmas sí comienzan a aparecer poco a poco y quieren ver de una vez por todas cómo su equipo abandona la categoría de plata por la puerta grande nueve temporadas después.