AD Alcorcón 1 0 RCD Mallorca
EQUIPO LOCAL: Dimitrovic;FedeVega,Elgezabal, Owona, Razan (Cuenca, 77′); Óscar Plano (Kadir. 71′), Tropi, Toribio, Iván Alejo (Luque, 81′); PabloPérez, David Rodríguez. EQUIPO VISITANTE: Santamaría; Company, Ansotegi, Raíllo, Angeliño; Culio, Yuste, Salomao, Moutinho; Lago Júnior (Lekic, 66′), Brandon Thomas.
Goles: 1-0: Owona (46′)
Asistencia: 3.549 espectadores

El Mallorca es sinónimo de deriva absoluta. Santo Domingo presenció una jornada más como un equipo en la UVI va directo al hundimiento más pringue, porque hoy era el primer encuentro catalogado como «final» -tantos se han catalogado así que coge un aire ya estéril- por ser un rival directo, el Alcorcón, que no ganaba desde finales de enero y se encontraba en decenso con dos puntos más que el Mallorca. Pero, y tras la derrota por un gol a cero, los alfareros parecen dejar al Mallorca en la cuneta. Además un gol de esos que no se entrenan en ningún equipo del mundo. Un futbolista, el central Owona, remató a placer en el segundo palo. La jugada nació de un córner botado desde la derecha, uno de ellos estorbó a Santamaría, Owona marchó hacia el segundo palo despidiéndose de Ansotegi que lo dejó solo y el camerunés cabeceó para dejar a los de Olaizola tan solo un minuto después de la reanudación de la segunda parte de rodillas. Sentenciados.

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One inicial de Julio Velázquez y Javier Olaizola

Los números no abrazaban al conjunto bermellón en la noche madrileña. Una plantilla que solo había y ha ganado un partido en su maleta de viaje y que encola seis victorias en toda la temporada, las mismas que el colista Mirandés. Empezó la contienda en una primera parte que no importó ni verla. Unos cuarenta y cinco minutos calcados de dos equipos que se juegan mucho en una categoría que hay mucho miedo. La primera ocasión, si se puede catalogar así, llegaría ya al cuarto de hora de juego. Iván Alejo -el mejor del Alcorcón- disparó a puerta pero el esférico ni enfrió los palos de la portería de Santamaría. Al que si enfrió, en este caso Iván Alejo, fue a Biel Company. El de Maria se vio sobrepasado por el extremo izquierdo amarillo y solo le paró sin balón de por medio, cosa que se pudo jugar la expulsión. Y por el otro costado, era un más de lo mismo. El Mallorca ni llegaba a portería contrario y solo el más destacado del partido, Salomao, fabricaba casi autónomamente alguna que otra finta que a la postre supuso de sus pies las ocasiones de más peligro del patido.

Y es que el Mallorca está muy enfermo y es algo serio de salud. Acabaría un primer tiempo insulso donde lo mejor fue este mismo parón para volver a empezar y disputar un duelo de tan solo cuarenta y cinco minutos. Despejar más de la cabeza que de las piernas todo lo malo en sensaciones del principio e ir a golpear y avanzar líneas en presión para ahogar el rival. Ni de lejos. Un minuto después de que volviera a rodar el balón, el Alcorcón colgó de la soga a los de Olaizola. A remar sin saber cómo hacerlo. Porque sería extraño que se cambiara la dinámica de contraponerse y alzarse para buscar el empate. Entonces, fue cuando los locales se aposentaron con más carácter en su feudo y controlaron el partido. Igualmente, había más que minutos para devolver la estocada aunque en la oportunidad esa de marcar por lo civil o lo criminal la abaratas quedándose reducida en un «uy!» que a estas alturas no sirve de nada. Esta ocasión la creó una vez más por el costado derecho Salomao que concedió un pase raso en el área muy pegado ya a la pequeña y a la altura entre el punto de penalti y el primer palo residió Lago que vio venir el balón pero su potencia de disparo de desgañitó, el chut fue relleno de chirridos y Dimitrovic a pocos metros la pudo despejar. Después llegó otra misma pero por arriba, porque iba para Lekic, y fue la misma historia. La de siempre

El Mallorca débil no llegaría ni a poder rascar un punto que le hubiera servido más bien de poco. Los minutos pasaban y todo se empequeñecía viendo el enésimo final de un partido de siempre. De no dar la talla. De un once tan removido de cambios sin efecto alguno. De un portero casi de cristal que casi tuvo que salir destituido porque por arriba él con las manos se lo comió otra vez Owona en el choque. Una defensa con laterales triplicados que se van turnando como si entraran chocándose la mano al ring otra vez con los ojos cerrados. Un mediocentro que, esta vez, lo ocupaba un medio centro que ha sido todo el año defensa y un volante para fijar en el centro. Y un ataque donde el delantero se llenó a hacer fueras de juego. En tanto que un entrenador, a día de hoy, se hace muy difícil para muchos que se cree sus palabras y su cabezonería no le deja mirar más allá de una realidad putrefacta. Pito el final. Un partido menos. Ahora la cuenta atrás ya marca el diez de partidos que quedan. Si no se toca ni se remueve nada se esperará al milagro prácticamente. Si no hacen los que tienen que hacer algo, ahora mismo, se cargarán una institución de 101 años de historia.