«El equipo sale reforzado, la línea es ascendente», defendía Javier Olaizola con total confianza de lo que decía. Como también supo admitir que, tanto el como sus chicos, están fastidiados por no llevarse los tres puntos y ver que «los esfuerzos de toda la semana no bastan para ganar». Ahora, el equipo balear deberá «afrontar el próximo partido como otra final».

La principal novedad de Javier Olaizola fue el cambio de sistema, pasando de su típico 4-2-3-1 a un 5-3-2 más conservador, que el donostiarra justificaba al querer adaptarse al UCAM, cuyo potencial se acumulaba por dentro, y «para que los carrileros se desprendiesen en ataque». Juntó a tres centrales (Yuste, Raíllo y Ansotegui) con el fin de marcar y contener a Jona, Iban Salvador y Collantes. Este último, siempre vigilado de cerca por Raíllo, al que Olaizola dio indicaciones de seguirle incluso si cambiaba de banda.

«El día del Girona les pegamos un repaso con ocasiones, en Tenerife quitando 15 minutos fuimos superiores… Es para ser optimistas»

Durante la primera parte no hubo problemas. En la segunda, el equipo volvió a bajar el nivel inexplicablemente. El entrenador bermellón asegura haber querido centrarse en contragolpear en dicho tramo del partido: «El equipo ha tenido un comportamiento excelente sabiendo manejar los tiempos del partido». Pese a ello, el entrenador del equipo balear tiene bien identificado el déficit: «Atrás, los errores individuales nos están costando puntos».

Respecto al polémico penalti cometido por Biel Company a diez minutos del final, Olaizola se ha mostrado realmente disgustado: «Tengo un gran respeto hacia los cuerpos arbitrales. Creo en su honradez. Aunque me gustaría que, de vez en cuando, también se equivocasen a nuestro favor. Nos estamos jugando la vida, les pido que sean más ajustados». Más allá de la pena máxima, Olaizola asegura que «el rival no ha hecho prácticamente ninguna ocasión de gol».