Las inclemencias climatológicas han dejado ‘coja’ la jornada con dos encuentros suspendidos, entre ellos el del líder. Mientras, sus rivales hicieron los deberes, excepto el Sevilla, que pinchó ante el Villarreal.

El mal tiempo que ha azotado el fin de semana el norte español evitó que en Galicia se jugaran los dos encuentros previstos: Deportivo-Betis y Celta-Real Madrid. Aunque el Madrid -en una actuación infantil- intentó que el encuentro se disputara a base de ocurrencias y tonterías que le dejan en mal lugar. Las autoridades municipales -propietarias del estadio de Balaídos- dijeron que no se jugaba y no se jugó. Ahora habrá que poner fecha al choque aunque apenas hay días libres.

Por su parte, el Barcelona continuó su racha triunfal ante un Athletic que mereció más por juego y ocasiones, pero como no tiene la pegada del Barcelona cayó derrotado. No obstante, el conjunto culé no jugó como un equipo, sino en base a sus individualidades. Y eso con el tiempo se paga. Luis Enrique tiró de la segunda unidad y le salió bien la jugada, sobre todo en el caso de Aleix Vidal, que cuajó un gran partido y marcó un gol. A su vez, el Sevilla cedió dos puntos vitales en su estadio ante un buen Villarreal, que tuvo en Asenjo a su líder llegando incluso a parar un penalti. Se quedan atrás los sevillistas, que parecen un poco pasados de forma a estas alturas de temporada. Y con la Champions a la vuelta de la esquina. Además, el Atlético se deshizo sin problemas de un Leganés que no gana desde hace varias jornadas y que puede meterse en problemas. Para los de Simeone, el resultado y el juego fueron alicientes suficientes para adquirir moral de cara al enfrentamiento de vuelta copera en el Camp Nou, donde deberán ganar o se despedirán de jugar la final en su estadio. veremos. Lo que sí se llevaron fue los puntos con autoridad -que no con buen juego- porque casi nunca su triunfo pasó apuros.

Importante victoria de la Real Sociedad ante Osasuna para seguir mirando muy de cerca la cuarta plaza y la Champions. Le costó un mundo a los donostiarras derrotar a Osasuna, un conjunto que se puso por delante tras una fantástica primera mitad pero que sufrió en la segunda y se dejó los puntos. Los navarros sorprendieron de salida en una tarde desapacible con lluvia, granizo y frío en San Sebastián. Pero supieron maniatar a los donostiarras, que no llegaron a la portería del debutante Sirigu en los primeros cuarenta y cinco minutos. No obstante, en la reanudación los donostiarras se pusieron las pilas e hicieron tres goles, aunque poco después Sergio León llevó los nervios a la afición local con el segundo de los navarros. Al final se impuso la calidad pero Osasuna, a pesar de sus dificultades y de su pésima clasificación, nunca dio su brazo a torcer aún piensa en la remontada.

Un equipo que está llevando a cabo una temporada colosal es el Alavés. Recién ascendido, pero con jugadores ya baqueteados en la máxima categoría y también con muchos jóvenes, está cumpliendo con nota alta en su vuelta a la máxima categoría.  Se ha asentado en la mitad de la tabla a base de trabajo, esfuerzo y mucha pelea. De esta forma se ha convertido en un rival complicado siempre. Con su victoria ayer en El Molinón casi se ha despedido del descenso de forma definitiva y mira hacia arriba. Enhorabuena, por tanto, a Pellegrino y a todos sus jugadores porque no es fácil llegar a la élite y dejar tan buenas sensaciones a las primeras de cambio.

Otros dos conjuntos cuyos caminos viajan en sentido inverso son Éibar y Valencia. Los armeros navegan por la zona media-alta de la tabla con suficiencia mientras que los de Mestalla dan pena, así, con estas palabras. Parece mentira que el conjunto inferior económicamente, por plantilla, presupuesto, historia, calidad de sus jugadores …y todo lo que quieran pueda aplastar de la forma que lo hizo el Éibar el pasado sábado al Valencia y a domicilio. Fue un auténtico baño. Vamos, que la ciclogénesis explosiva de Galicia se trasladó al Levante por un par de horas y arrasó a Voro y sus muchachos. El trabajo del conjunto armero es tan bueno como el del Alavés ya comentado. Cada vez sus jugadores se muestran más confiados en sus fuerzas y en su nivel y ya no miran hacia abajo con temor, sino hacia arriba con satisfacción. Lo contrario que el Valencia, que es un equipo y una institución en ruinas porque desde el presidente -ausente desde hace una año- hasta el último jugador parecen olvidar lo que significa ese club y sus aficionados. El sábado la paliza fue de órdago, sin discusión. El panorama parecía haber mejorado, pero ha sido un espejismo. El Valencia luchará por no descender. Tampoco le va bien al Málaga, que mereció más ante el Espanyol pero un grosero error de Kamen le privó al menos del empate ante un rival que se limitó a defender y a pescar en una contra. Tuvieron suerte los de Quique, pero al fútbol se juega en las áreas y allí el Málaga pasa inadvertido.

Esta noche veremos el Granada-Las Palmas, auténtica piedra de choque para los hombres de Alcaraz, que cuenta con ocho jugadores recién llegados en el mercado invernal. Si en estos encuentros no sale victorioso, en su estadio y frente a rivales medios, su futuro será desolador.