Continúa el volcán abierto en Mestalla. En un corto período de tiempo se han producido un sinfín de despropósitos que no han hecho más que instaurar el caos en las filas valencianistas. Las recientes dimisiones del entrenador, Cesare Prandelli, y del director deportivo, Jesús García Pitarch, han alimentado el sentimiento desesperanzador del aficionado del Valencia C.F., que ve cada vez más cerca el infierno de Segunda División y ya teme por el futuro más inmediato de su club.

La actual situación no es fruto del azar, sino de un cúmulo de sucesos y desafortunadas decisiones. El Valencia C.F. no es un negocio ni debe ser víctima de la utilización empresarial de un Peter Lim que, desde su llegada en octubre de 2014, no ha mostrado el más mínimo interés por la situación deportiva del equipo y se ha dejado manejar por el amiguismo de Jorge Méndez.

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Fuente: www.marca.com/ La afición valencianista pide la marcha de Peter Lim

De ahí nace la inestable situación deportiva actual, con el tercer entrenador en apenas cinco meses de competición, con unos resultados tremendamente decepcionantes, un equipo sin alma y con problemas extradeportivos y con un propietario que ni asoma ni se le espera. Este desequilibrio en el plano deportivo viene acompañado de una situación económica delicada, ya que el club no puede acometer los fichajes de jugadores que le den un salto de calidad y, además, ha tenido que vender a sus estrellas.

En medio de este tremendo caos aparece la figura del aficionado, quién más quiere al club y quién menos parece importar, que está sufriendo la falta de escrúpulos de los gestores actuales. Ante esta situación, el Valencia C.F. necesita soluciones basadas en la coherencia y la honestidad para asegurar el buen futuro del club y de los aficionados y respetar su larga y reconocida historia.