Pasar de todo a nada no es fácil. Damiá Sabater ha visto como su protagonismo en la primera plantilla ha ido descendiendo poco a poco hasta el punto actual, en el que casi no cuenta para el entrenador. Esta situación viene dada, sin duda alguna, por la capital importancia que el joven centrocampista tuvo la pasada campaña. La mala planificación de la plantilla dejó la medular muy despoblada y Damiá tuvo que madurar de repente, sin tiempo para asimilar el que sería su nuevo rol. De jugar entre el juvenil y el filial a ser indiscutible en la primera plantilla. Un gran aumento de resposabilidades que el canterano salvó con esfuerzo y actitud, aunque en repetidas ocasiones pecó de demasiada inexperiencia, totalmente entendible en un jugador de sus características, en dicha situación y con tal responsabilidad.

De repente le otorgarón las llaves del centro del campo del club en el que había militado desde el fútbol formativo. Siendo Sissoko (su compañero en el doble pivote) un jugador más de ida y vuelta, más físico, un box-tobox, Damiá se vió con la papeleta de tener que canalizar el juego asociativo del equipo. Y se vieron sus carencias en circulación y en colocación. Pero también dejó patente que es un jugador muy valido. Un jugador entregado y, sobre todo, comprometido. Aguantó el tipo hasta el último día y, con todo ello en cuenta, la dirección deportiva tomó sus decisiones: Juan Rodríguez, Juan Domínguez y Culio reforzaron el centro del campo. Fue relegado al banquillo, desde donde debería aprender de jugadores con mucha más experiencia que el y aprovechar las oportunidades que se le brindasen. Todo ello sumado a la vuelta de Vallejo a los terrenos de juego y la gran confianza que parece tener Olaizola en el vitoriano, augura aún menos regularidad a Damiá.

Como aquel estudiante que se marcha a estudiar lejos de su casa, para aprender y madurar, el mallorquín parece haber tomado una decisión respecto a su futuro más inmediato. Todo apunta, según Última Hora, que está buscando una salida para sumar minutos y rodaje. Comprensible para un jugador con ambición y conocedor de su propia capacidad para llevar las riendas de un equipo.

Serrano, ante el At. Baleares.

Una salida como está requeriría de una consecuente llegada. Y, entre la dificultad del mercado invernal y la delicada situación económica del club, sería realmente extraña la incorporación de otro mediocentro. La solución más sencilla -y lógica- sería la de utilizar a Álex Serrano como comodín. Como solución a cualquier urgencia que pueda salir en el centro del campo, compaginándolo con su importante rol en el filial.

Serrano fue fichado el pasado verano procedente del Espanyol y comparte ciertas características con el juego de Damiá. Ocupan la misma demarcación y ambos cuentan con una gran inteligencia táctica. Álex, además de llevar la manija del juego junto a Tiá Sastre, es el responsable de todas las acciones a balón parado del Mallorca B. La segunda división ya la conoció de la mano del Sporting de Gijón en la temporada 2013-2014, por lo que el primer impacto del fútbol profesional ya estaría superado. Para acabar de opositar al puesto, Olaizola ya le conoce después de entrenarle desde principio de temporada y conocerá de sobra sus cualidades e imperfecciones. Parece ser que ha llegado el momento en que una de las apuestas de Molango y, especialmente, de Javier Recio, de un paso adelante cuando así sea requerido.