Una semana exacta ha catapultado dadas las circunstancias y las sensaciones, esto último mueve las tornas de los clubes, en un giro de 180 grados. Y es que la gran mayoría de los equipos en Segunda División viven del detalle más particular, mayoría es igual a las plantillas con responsabilidades al final de temporada para revisar las notas a cargo del aficionado y los timones de mando y obtener el ansiado pleno para subir de curso. Por tanto, el error o el acierto se propaga como la tos y el constipado, cuando se aferra, tarda en quitarse.
Un bálsamo de victoria
El Mallorca parece no estar ya resfriado, síntomas que se multiplicaban fuera de casa donde la temporada anterior y esta hasta ahora arrastraba un catarro de dimensiones considerables –solo la ciudad de Ponferrada y Huesca vio vencer al Mallorca la campaña pasada-. Pero con la primera victoria a domicilio y el salto de demarcación en la tabla de clasificación –décimos con 18 puntos y a dos del playoff- todo parece encarrilado. Aunque los saltos de escalones en Segunda estén tan juntos que la magia se pasea entre peldaños y jugar con ella en cuestión de un encuentro te lleve al cielo como a las profundas catacumbas.
Igualmente, los números son los datos objetivos por excelencia y que radiografían sin imperfecciones la salud del analizado. Y, a día de hoy, los de Fernando Vázquez tienen en sus manos escribir el mejor arranque de competición desde el descenso a Segunda División. Ahora mismo Chapi y Valeri Karpin, con 19 y 15 puntos respectivamente a estas alturas más el mejor arranque hasta ahora con 21 puntos en la jornada 15 de José Luis Oltra, dejan al actual plantilla bermellona muy cerca de igualar la marca del míster valenciano el sábado, con una victoria en Son Moix frente una de las revelaciones como es el Sevilla Atlético, consiguiendo también el botín entero en el Martínez Valero en dos semanas. Además esta campaña es la única que presenta una diferencia favorable en goles con un más dos y con el saldo más bajo de goles encajados (12). La salud del Mallorca vive días vigorosos pero con tan solo un encuentro insulso y un cambio discordante todo lo bueno se puede ir al traste.