Una vez más el mallorquinismo se vuelve a situar ante una nueva tesitura. Si apenas hace 10 días Son Moix parecía sentenciar a Fernando Vázquez, la situación a día de hoy parece haber dado un giro de 180 grados que podría invitar a cierto optimismo: el equipo lleva cuatro jornadas sin conocer la derrota; Brandon se sitúa entre los máximos artilleros de la categoría- obteniendo incluso el reconocimiento al mejor jugador de octubre de la Liga123-; balance positivo de goles; a tres puntos del ascenso directo y a sólo dos del ansiado playoff… vamos, una situación soñada por cualquier mallorquinista a principio de temporada.
Pero ¿dónde está el secreto? ¿Qué es lo que ha cambiado? Pues, probablemente, nada haya cambiado. O quizás sí, pero no durante estos días. Lo habitual es buscar la respuesta en el verde, en el sistema, en la disposición táctica, en la actitud de los futbolistas o en la garra del entrenador… pero me da la sensación que ni siquiera el propio Vázquez, defenestrado por su propia afición hace unos días, entiende cómo o cuándo se ha obrado el milagro. Entonces, si hablamos de milagros, lo normal es que levantemos la cabeza y miremos hacia arriba, en el caso que nos ocupa, hacia la planta noble. Si la semana pasada hablábamos de ‘pulso a Molango’, justo es reconocer esta semana que el manager del Mallorca se ha sabido mantener en su sitio, evitando tomar decisiones en caliente y manteniendo un discurso que defiende desde que aterrizó en el equipo del ‘Camí dels Reis’. Discurso que podrá gustar más o podrá gustar menos pero, como mínimo, responde a una línea de trabajo, a una metodología, o incluso a unos ideales… algo de lo que este club adolece desde hace aproximadamente un lustro.
La idea que ha transmitido el señor Molango desde su llegada a la isla es que el equipo necesita estabilidad a nivel deportivo, que pasa por dar confianza y continuidad a un proyecto y a un entrenador (incluso intuyendo que Fernando Vázquez no es santo de la devoción del Director Deportivo, ni de una parte importante de la parroquia mallorquinista).
Lo que está todavía por ver es hasta dónde y hasta cuándo está dispuesto a mantener su discurso y si esa paciencia de la que todavía puede presumir podría agotar su crédito a corto plazo porque, recordemos, ese mismo discurso, la temporada pasada, casi le cuesta la vida a este centenario club.
En todo caso y sea como sea, son muchos los aficionados que, por primera vez en mucho tiempo, empiezan a ver el vaso medio lleno y eso es una buena noticia. Por contra, muchos otros, preferimos disfrazarnos de escépticos con nuestra brillante y blindada coraza para evitar así daños mayores ante un hipotético y nuevo batacazo. La cita es en Son Moix, el sábado a las 18 horas, ante el segundo clasificado.