No se puede llamar partido de fútbol a lo disputado ayer en la piscina municipal de Son Ferriol. Al menos, a partir de la media hora de juego y después de haberse adelantado el San Francisco muy pronto y de haber empatado el Ferriolense tras un saque de esquina. Por momentos, parecía más una pista de patinaje sobre hielo o un partido de waterpolo. Si puede decirse algo, salieron más enchufados los visitantes y acabaron mejor la primera parte los locales.

Tras el descanso, en un terreno de juego impracticable, no se sucedían jugadas de más de 3-4 pases. En ese juego, fue mejor el San Francisco, que vivió cómodo en campo rival a base de sacar faltas, saques de banda y córners, pero fue el equipo local, en el descuento y en una acción más que dudosa quien se llevó el partido con un penalti muy protestado al entender el juez de línea que una disputa aérea entre dos jugadores era merecedora de ser castigada con pena máxima, aun habiendo sido señalada fuera del área por el árbitro principal que se encontraba más cerca de dicha acción. Sin tiempo para la reacción, los tres puntos se quedaron en Son Ferriol cuando lo normal, visto lo visto, lo más justo hubiese sido un empate, un apretón de manos y una ducha de agua caliente. Al final, acabó el partido como el clima, revuelto, por una decisión polémica. Destacar la deportividad de los jugadores de ambos equipos, sabiendo ganar unos y encajar la derrota otros pese a todo.