En cuestión de una semana el atacante mallorquín ya tiene una nueva casa en la que disputará un puesto en la plantilla del club vizcaíno. Un traspaso rápido, firma por un año, pero que en tan solo siete días Héctor Escrich se le ha venido el mundo encima. Todo comenzó el pasado sábado cuando el club bermellón le comunicaba, concretamente su exentrenador Javier Olaizola, la imposibilidad de formar parte del filial mallorquinista. No obstante, la decisión de no contar con el jugador no venía del míster sino que «de más arriba», apuntaba Escrich el pasado martes a Diario de Mallorca.

Y es que para el jugador criado en la cantera mallorquinista desde los 12 años califica de «putada» dichas formas de comunicarle su salida. Ya que no es la primera vez que le sucede porque justo hace dos años el jugador se enteró por redes sociales que el club no contaba con él y que, finalmente, recalaría en el Llosetense de Nico López en Segunda división B.

Héctor viajará a Vizcaya este lunes para incorporarse con el equipo a las órdenes de Jon Pérez Bolo. Un míster que ha sido clave para que el joven  de 22 años finalmente rubricara la firma del club vasco. El jugador llega con la confianza de poder cosechar minutos en el grupo segundo de la categoría de bronce del fútbol español.