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Juan Carlos Valerón, mano inocente donde las haya, sacó las bolas. No removió lo más
mínimo, para no caer en la polémica
entibiada
, extrayendo los balones blancos plastificados que daba bajo el nulo mérito que posee el club, ya es uno más en la familia, el privilegio de
encarar los dos primeros cruces en tierras
autóctonas.
La repetición abría con un total en el patio de butacas bajo un
plano cercano de Bartolomé Beltrán y
Héctor Cúper. Rostro serio, incluso
pálido, vislumbrando una de las semanas más trascendentes de la entidad
en este siglo XXI.

Campaner y
santafesino no son imagen del actual ni del pasado breve, este último intensamente
lleno de podredumbre. Son uno de los
grabados más potentes y cargados de
salud y éxito colectivo. Y es que
era irrealizable, es decir, visualmente
imposible
estacionar en los sillones de felpa a un señor nacido en Hannover y  a otro nacido en Manacor. Además una de las deficiencias actuales es la omisión absoluta de líderes naturales,
alejados ahora mismo de una estructura desestructurada
y que pudieran cobrar por sí mismos altura descartando, por supuesto, goma
espuma artificiosa y sucedáneos
representando la bufonería.
Porque no echar
la vista atrás lo más mínimo
actualmente es manifestar el placer sadomasoquista.

Y sin embargo es
totalmente patente, llegando al origen del camino que es el genético, disertar
tales expresiones como: “A nes final mos
salvarem”
o “n’hi haurà quatre més
dolents”.
La idiosincrasia absoluta de una masa social, incluso de toda una
nación en la posesión de un club en el que la
presencia física es justificadamente poca
pero el volumen invisible es altamente superior.
En este caso bien sería utilizado, en la excepción absoluta de un equipo, afirmar
que la mayoría silenciosa también es «nuestra».

El día de la marmota se pasea desde hace
tres años por una institución y lo más funesto de todo es que el propio club baje aun más el nivel cinematográfico
para enseñar el terror absoluto
, los
rombos rojos y el sonido inicial al arrancar el carrete
. Llegados a este
punto, con el nivel tan menguado representativamente, son una plantilla profesional los que detentan directamente y exclusivamente con
sus cuerpos
un presente y un futuro próximo. El presente inmediato de colisionar y ser un siniestro total o
salvar
pensando en los trabajadores, formadores y masa social en donde una esfera redonda introducida dentro de
una marco rectangular con red 
zarandea tanto con tan poco que decretas con
apatía absoluta que el mundo se ha
vuelto loco.