El Real
Mallorca desperdició una oportunidad de oro para no coger el camino difícil
para amarrar la permanencia. Los bermellones se sitúan en la línea roja. Las
bocinas ya suenan en Son Bibiloni
Mallorca desperdició una oportunidad de oro para no coger el camino difícil
para amarrar la permanencia. Los bermellones se sitúan en la línea roja. Las
bocinas ya suenan en Son Bibiloni
Cuando quieran despertar será
demasiado tarde. Es más, están en tiempo de descuento para buscar una reacción
en un equipo, ahora mismo, piedra. Ya no basta con una buena imagen en Son Moix,
y no siempre sucede, porque los esperpentos lejos de la isla son mayúsculos y la
incomprensión es absoluta, llegando al punto de perder en Albacete y tener la
osadía de entregar la mano para dar fuerza a un equipo manchego que ve con
buenos ojos el salvarse y, cerca suya, reside un equipo sin alma capaz de jugar
con una institución centenaria. Encima, para más inri, el rival no muerde y se
lleva el encuentro con galones, sino que inmerso en el juego dejas al contrario
revivir y que te hundan el pecho. Y fue exactamente así, ya que a falta de diez
minutos para el final llegaría el gol del triunfo transformado mediante un
espléndido remate de Rubén Cruz. Antes pero Fede Vico se la dejó, siendo los
bermellones auténticos espectadores, pisar cómodamente el balón, levantar
cabeza, mirar sin presión y meter el centro a la cabeza. Sin respuesta por
parte visitante.
demasiado tarde. Es más, están en tiempo de descuento para buscar una reacción
en un equipo, ahora mismo, piedra. Ya no basta con una buena imagen en Son Moix,
y no siempre sucede, porque los esperpentos lejos de la isla son mayúsculos y la
incomprensión es absoluta, llegando al punto de perder en Albacete y tener la
osadía de entregar la mano para dar fuerza a un equipo manchego que ve con
buenos ojos el salvarse y, cerca suya, reside un equipo sin alma capaz de jugar
con una institución centenaria. Encima, para más inri, el rival no muerde y se
lleva el encuentro con galones, sino que inmerso en el juego dejas al contrario
revivir y que te hundan el pecho. Y fue exactamente así, ya que a falta de diez
minutos para el final llegaría el gol del triunfo transformado mediante un
espléndido remate de Rubén Cruz. Antes pero Fede Vico se la dejó, siendo los
bermellones auténticos espectadores, pisar cómodamente el balón, levantar
cabeza, mirar sin presión y meter el centro a la cabeza. Sin respuesta por
parte visitante.
El resultado de un gol no se
movería y los de Fernando Vázquez volvieron a representar en el verde una
actuación de retroceso y de absoluto hundimiento donde residen ya en tierras que suben el nivel
de fricción y muestran verdaderos temblores. Y es que el conjunto rojillo salía al verde con dos
bajas fijas, Joan Oriol y Damià Sabater, pero ni de lejos tenían que ser excusa
para no amarrar los tres puntos en tierras manchegas. Pero fue mucho más patente
la ausencia del lateral izquierdo que la del joven mallorquín porque al no tener
un repuesto a Oriol se tuvo que colocar Company a pierna cambiada y se perdió
profundidad en el costado. Po otro lado, Héctor Yuste volvía a su puesto
natural, el mediocentro, juntamente con Sissoko aunque en los primeros compases
de juego el esférico residía en las piernas manchegas pero con nula utilidad
porque no creaban peligro al contrario donde el mejor de los suyos, Portu,
trazaba de un lado en otro para buscar que el balón residiera con más
frecuencia los tres cuartos de campo.
movería y los de Fernando Vázquez volvieron a representar en el verde una
actuación de retroceso y de absoluto hundimiento donde residen ya en tierras que suben el nivel
de fricción y muestran verdaderos temblores. Y es que el conjunto rojillo salía al verde con dos
bajas fijas, Joan Oriol y Damià Sabater, pero ni de lejos tenían que ser excusa
para no amarrar los tres puntos en tierras manchegas. Pero fue mucho más patente
la ausencia del lateral izquierdo que la del joven mallorquín porque al no tener
un repuesto a Oriol se tuvo que colocar Company a pierna cambiada y se perdió
profundidad en el costado. Po otro lado, Héctor Yuste volvía a su puesto
natural, el mediocentro, juntamente con Sissoko aunque en los primeros compases
de juego el esférico residía en las piernas manchegas pero con nula utilidad
porque no creaban peligro al contrario donde el mejor de los suyos, Portu,
trazaba de un lado en otro para buscar que el balón residiera con más
frecuencia los tres cuartos de campo.
El Mallorca se encontraba cómodo.
Con escaso tratamiento del balón creaba peligro y se paseaba por la orilla del
área albaceteña. No llegaba a materializar y en la primera acción de peligro,
los locales casi regalaron en propia puerta el primer tanto para los
mallorquines con un remate para despejar un saque de esquina tuvo que
intervenir el meta Juan Carlos. Esta primera acción solo sembraría un espejismo
en los bermellones porque el “Alba” se gustaba con el balón. No existía presión
alta rojilla y cuando recogían el esférico muy poco le duraba y tenían que
replegar intentando achicar el costado izquierdo donde Córcoles y Jason le
hacían hacer sudar a Company. Sin embargo, pasado el ecuador de la primera
llegaría el acierto del Mallorca: tener el balón y dar más de cinco pases
seguido te aseguraba al menos crear peligro y hacer temblar la defensa
manchega. Costaba enlazar con Ortuño y Óscar Díaz, este último nunca encontró
acomodamiento en el partido, pero Pereira lo intentaba por la izquierda buscaba
asociarse con poco éxito.
Con escaso tratamiento del balón creaba peligro y se paseaba por la orilla del
área albaceteña. No llegaba a materializar y en la primera acción de peligro,
los locales casi regalaron en propia puerta el primer tanto para los
mallorquines con un remate para despejar un saque de esquina tuvo que
intervenir el meta Juan Carlos. Esta primera acción solo sembraría un espejismo
en los bermellones porque el “Alba” se gustaba con el balón. No existía presión
alta rojilla y cuando recogían el esférico muy poco le duraba y tenían que
replegar intentando achicar el costado izquierdo donde Córcoles y Jason le
hacían hacer sudar a Company. Sin embargo, pasado el ecuador de la primera
llegaría el acierto del Mallorca: tener el balón y dar más de cinco pases
seguido te aseguraba al menos crear peligro y hacer temblar la defensa
manchega. Costaba enlazar con Ortuño y Óscar Díaz, este último nunca encontró
acomodamiento en el partido, pero Pereira lo intentaba por la izquierda buscaba
asociarse con poco éxito.
JUGÓ CON FUEGO
Bajo una lluvia permanente y
que calaba todo el Carlos Belmonte, Fernando Vázquez decidió mover fichas e
hizo, al poco de comenzar la segunda mitad, dos cambios: salía Díaz y Aarana,
el andaluz fue un desierto, y dio
entrada a Salomao y Lago Junior. Entonces, el Mallorca, y con Pereira en
funciones de enganche, mostró una mejor carburación en ataque y con las bandas
renovadas y un Pereira que se gustaba renovó el ataque. El Albacete, por otra
parte, vivía en el ecuador de la segunda parte los peores momentos ya que el
poco daño que creaban en ataque se fue amilanando viendo el crecimiento de
arriba del contrario. No obstante, este Mallorca revive a cualquiera y una
grada afligida desde el primer minuto de juego les inyectaron el suero de la
ilusión al ver en su marcador el gol que no veían desde el pasado 19 de marzo.
que calaba todo el Carlos Belmonte, Fernando Vázquez decidió mover fichas e
hizo, al poco de comenzar la segunda mitad, dos cambios: salía Díaz y Aarana,
el andaluz fue un desierto, y dio
entrada a Salomao y Lago Junior. Entonces, el Mallorca, y con Pereira en
funciones de enganche, mostró una mejor carburación en ataque y con las bandas
renovadas y un Pereira que se gustaba renovó el ataque. El Albacete, por otra
parte, vivía en el ecuador de la segunda parte los peores momentos ya que el
poco daño que creaban en ataque se fue amilanando viendo el crecimiento de
arriba del contrario. No obstante, este Mallorca revive a cualquiera y una
grada afligida desde el primer minuto de juego les inyectaron el suero de la
ilusión al ver en su marcador el gol que no veían desde el pasado 19 de marzo.
El Albacete resucitaba en un
partido de “cerocerismo” y los de Fernando Vázquez les podía el mareo y la
confusión. Pero, y después de sacar a Brandon del banquillo para poner todo
arriba, llegaría el esperpento que por gracia del delantero manchego, César
Díaz, quedaría en nada una jugada digna de vídeos que recopilan lo infalible en
este deporte: protegió Aveldaño el esférico confiando demasiado y Cabrero, que
volvía tras la lesión de Timon, chocó con el argentino y el delantero del
Albacete solo y con todo el tiempo del mundo disparó al palo. Casi se cae el
estadio viendo tal jugada y, en la parte buena, la esperanza de vivir en
Segunda con un Mallorca que preocupa y mucho. Despierten.
partido de “cerocerismo” y los de Fernando Vázquez les podía el mareo y la
confusión. Pero, y después de sacar a Brandon del banquillo para poner todo
arriba, llegaría el esperpento que por gracia del delantero manchego, César
Díaz, quedaría en nada una jugada digna de vídeos que recopilan lo infalible en
este deporte: protegió Aveldaño el esférico confiando demasiado y Cabrero, que
volvía tras la lesión de Timon, chocó con el argentino y el delantero del
Albacete solo y con todo el tiempo del mundo disparó al palo. Casi se cae el
estadio viendo tal jugada y, en la parte buena, la esperanza de vivir en
Segunda con un Mallorca que preocupa y mucho. Despierten.
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