El empate les sirve a los de Fernando Vázquez para alejarse un poco más de la zona candente en un planteamiento bermellón que, visto lo visto, la recompensa fue mucho mayor.
Hubiera sido casi
milagroso que el Mallorca acabara apoderándose de los tres puntos.
Pero, y puede que algo de Semana Santa tuviera el partido, el
conjunto mallorquín estuvo por delante del marcador en un encuentro
que se atrincheró como nunca presentando una especie de inferioridad
totalmente artificial ante su rival, el Almería, que achicó a los
bermellones por los lados y hasta por en medio. Los de Fernando
Vázquez esta vez pusieron acento italiano para ejercer el
“catenaccio” y no les salió mal. Aunque preocupa que un equipo a
estas alturas de competición no tenga mejor que el no proponer
absolutamente nada. El resultado es del todo bueno para poder
respirara en condiciones. Todo lo contrario para el Almería, que
tenía que ganar como fuese. Por lo civil o lo criminal. Y el
Mallorca con exceso de civismo, tocó solo una vez la puerta de los
almerienses y encontraron el premio. Un tiro y un gol.
milagroso que el Mallorca acabara apoderándose de los tres puntos.
Pero, y puede que algo de Semana Santa tuviera el partido, el
conjunto mallorquín estuvo por delante del marcador en un encuentro
que se atrincheró como nunca presentando una especie de inferioridad
totalmente artificial ante su rival, el Almería, que achicó a los
bermellones por los lados y hasta por en medio. Los de Fernando
Vázquez esta vez pusieron acento italiano para ejercer el
“catenaccio” y no les salió mal. Aunque preocupa que un equipo a
estas alturas de competición no tenga mejor que el no proponer
absolutamente nada. El resultado es del todo bueno para poder
respirara en condiciones. Todo lo contrario para el Almería, que
tenía que ganar como fuese. Por lo civil o lo criminal. Y el
Mallorca con exceso de civismo, tocó solo una vez la puerta de los
almerienses y encontraron el premio. Un tiro y un gol.
Llegaron y se fueron. Y
para más sorpresa, el gol fue a balón parado en una falta lateral
de Oriol y Héctor Yuste acabó peinando. Los rojiblancos vivían en
ese preciso momento en una pesadilla, ya que llevaban absolutamente
todo el tiempo con la manija del partido. Lo demostraron ya en los
primeros compases viendo el planteamiento del míster del Almería:
buscar todas las opciones posibles para hacer daño al rival. Eran
dos equipos, uno en defesa, otro en ataque y aglutinaban mucha gente
en el medio. Sin olvidar los dos costados propiedad de solamente dos
jugadores, Michel Macedo y Dubarbier. Este último fue una pesadilla
hasta para tres jugadores: Company, Lago Junior y Campabadal, que
entró por el costamarfileño que agrava así su bajón.
para más sorpresa, el gol fue a balón parado en una falta lateral
de Oriol y Héctor Yuste acabó peinando. Los rojiblancos vivían en
ese preciso momento en una pesadilla, ya que llevaban absolutamente
todo el tiempo con la manija del partido. Lo demostraron ya en los
primeros compases viendo el planteamiento del míster del Almería:
buscar todas las opciones posibles para hacer daño al rival. Eran
dos equipos, uno en defesa, otro en ataque y aglutinaban mucha gente
en el medio. Sin olvidar los dos costados propiedad de solamente dos
jugadores, Michel Macedo y Dubarbier. Este último fue una pesadilla
hasta para tres jugadores: Company, Lago Junior y Campabadal, que
entró por el costamarfileño que agrava así su bajón.
El Almería intentaba
desarbolar un pino vestido de roble, ya que los bermellones
agrandaron su tronco defensivo. Igualmente, para cerrarte en un
terreno de juego es recomendable controlar la línea defensiva y,
visto los partidos pasados y que el mejor en esa zona, David Costas,
no se encuentra disponible las cotas de éxito no auguran nada bueno.
Pero pudieron resistir las embestidas del primer tiempo. La primera
más clara se encargó de elaborar el joven José Ángel Pozo que,
con sus destellos recuerdan a los mejores en su posición, trazó un
pase a Michel Macedo quedándose solo ante Cabrero aunque no pudo
batir al oscense que tapó notablemente.
desarbolar un pino vestido de roble, ya que los bermellones
agrandaron su tronco defensivo. Igualmente, para cerrarte en un
terreno de juego es recomendable controlar la línea defensiva y,
visto los partidos pasados y que el mejor en esa zona, David Costas,
no se encuentra disponible las cotas de éxito no auguran nada bueno.
Pero pudieron resistir las embestidas del primer tiempo. La primera
más clara se encargó de elaborar el joven José Ángel Pozo que,
con sus destellos recuerdan a los mejores en su posición, trazó un
pase a Michel Macedo quedándose solo ante Cabrero aunque no pudo
batir al oscense que tapó notablemente.
Lo dejó muy claro el Mallorca
Empataban o perdían, y
fue propuesta del visitante que no fueron ni en un espacio tiempo de
un minuto a por el partido. Con un mediocampo totalmente desubicado y
viendo a Ortuño residiendo en una isla desierta, el Almería tenía
que borrar de su mente todo lo que no fueran los tres puntos. El
Mallorca ni consideró una opción aprovechar el uno contra uno en
los costado al haber solo dos hombre rivales en cada lado. Y al final
acabó sucediendo todo lo contrario. Sebastián Dubarbier se hizo amo
y señor de toda la banda derecha y en el momento que el balón
pasaba por sus piernas no se lo pensaba ni un segundo para buscar el
centro al área.
fue propuesta del visitante que no fueron ni en un espacio tiempo de
un minuto a por el partido. Con un mediocampo totalmente desubicado y
viendo a Ortuño residiendo en una isla desierta, el Almería tenía
que borrar de su mente todo lo que no fueran los tres puntos. El
Mallorca ni consideró una opción aprovechar el uno contra uno en
los costado al haber solo dos hombre rivales en cada lado. Y al final
acabó sucediendo todo lo contrario. Sebastián Dubarbier se hizo amo
y señor de toda la banda derecha y en el momento que el balón
pasaba por sus piernas no se lo pensaba ni un segundo para buscar el
centro al área.
Y mientras unos, el
Mallorca, hacia cambios echando la mirada hacia atrás, el Almería
colocaba más mordiente arriba. Con la entrada de otro delantero,
Chuli, la balanza se inclinaba aun más para que los puntos se
quedaran en tierras andaluzas. Entonces llegaría el empate de los
locales en la ocasión menos clara que tuvieron los rojiblancos. Kalu
Uche lanzó una falta al borde del área rebotando el balón a la
barrera y el nigeriano lo volvió a intentar pero otra vez salió
despedida y le llegó, a la tercera intentona, a José Ángel que sin
pensárselo disparó de primera a la altura de la media luna para
poner las tablas en el marcador. El Mallorca predecía lo peor porque
los locales no desistirían hasta el pitido final.
Mallorca, hacia cambios echando la mirada hacia atrás, el Almería
colocaba más mordiente arriba. Con la entrada de otro delantero,
Chuli, la balanza se inclinaba aun más para que los puntos se
quedaran en tierras andaluzas. Entonces llegaría el empate de los
locales en la ocasión menos clara que tuvieron los rojiblancos. Kalu
Uche lanzó una falta al borde del área rebotando el balón a la
barrera y el nigeriano lo volvió a intentar pero otra vez salió
despedida y le llegó, a la tercera intentona, a José Ángel que sin
pensárselo disparó de primera a la altura de la media luna para
poner las tablas en el marcador. El Mallorca predecía lo peor porque
los locales no desistirían hasta el pitido final.
Los de Fernando Vázquez
rascaban el cronómetro del árbitro que, inimaginable hace unos
meses, el míster gallego hasta utilizó a Brandon Thomas para
consumir lo poco que le quedaba al partido y fue entrar el mallorquín
y sonó el pitido del colegiado para decretar tablas en el marcador
con la sensación palpable en Los Juegos del Mediterráneo que su
equipo mereció mucho más. Un Almería que sí tiene un once y un
Mallorca que, a estas alturas, no consigue demostrar una imagen
sólida más allá de 45 minutos. El empate, sin duda, fue el mejor
del partido por parte de los bermellones.
rascaban el cronómetro del árbitro que, inimaginable hace unos
meses, el míster gallego hasta utilizó a Brandon Thomas para
consumir lo poco que le quedaba al partido y fue entrar el mallorquín
y sonó el pitido del colegiado para decretar tablas en el marcador
con la sensación palpable en Los Juegos del Mediterráneo que su
equipo mereció mucho más. Un Almería que sí tiene un once y un
Mallorca que, a estas alturas, no consigue demostrar una imagen
sólida más allá de 45 minutos. El empate, sin duda, fue el mejor
del partido por parte de los bermellones.