Nunca subestimes un
rival en Segunda. Los filiales suelen caracterizarse por atesorar
una calidad individual excelsa pero, colectivamente, pecan en el
juego de áreas y en los tramos trascendentales del partido se
amilanan. Esta vez no sucedió. Cuando el equipo local menos tenía
que fallar y empezar a escalar vuelve a tropezar. Un tropiezo más
por los cordones que tenía desatados los bermellones que por el
empuje vasco peldaños abajo.
Remontada por partida
doble. Pudo ser una casualidad pero los cachorros se le cayeron
los dientes de leche en el hotel de Palma en la víspera del partido.
Con el pitido inicial ya asomaban los nuevos y definitivos para poder
hincar y morder en condiciones. Y vaya si lo hicieron. Quedó
demostrado que un futbolista del filial le salieron los nuevos
incisivos más pronto que el resto. Etxebarría fue la pesadilla de
Joan Oriol. El jugador filial fue un incombustible que amarró él
solito el costado izquierdo del Mallorca. Hasta hizo el primer gol de
los suyos. Un disparo imparable. Aunque el futbolista del Bilbao
Athletic maniobró sin presión alguna, ya que Oriol le esperaba a
años luz. El gol que, a la postre, acabó con una racha decadente
arrastrada desde el nueve de noviembre.
El encuentro deja
huella. Frente al Numancia, próximo rival, no podrán estar
Yuste, Sissoko y Timon. Y este último podría ausentarse
prolongadamente. Porque perdió los papeles. En el acta
arbitral el colegiado apuntó que el portero alemán se dirigió a
ellos como “puto mierdas” justo al acabar el partido.
Parece que el teutón lleva bien las clases de español. Van
progresando. Timon no carbura. Ahora Cabrero puede tener su
oportunidad. Fue el mejor del equipo la pasada temporada. Es obvio el
porqué. En Soria, Vázquez tendrá que hacer de científico y
experimentar en el centro del campo, cruzando los dedos para que no
se produzca ninguna reacción química que atente contra sus
jugadores. Alguien tuvo que pararle los pies al alemán.

El “Torito” entró
de principio al ruedo. Fernando Vázquez volvió a apostar por
Acuña. Y el resultado fue idéntico que en Ponferrada. Hace mucho
ruido pero no asusta acústicamente hablando. Entonces salió y
entraron las incorporaciones del mercado. Mejoraron el ataque pero el
enriquecimiento arriba no se materializó en goles. Y tuvieron
ocasiones de sobra en los últimos compases de juego. Pero se lo
llevaron los cachorros. Porque la edad no importa.

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