La Segunda División es una guerra de guerrillas. Te descuidas un momento, por pequeño que sea, y te pintan la cara. Basta ver la jornada que se ha disputado. El Alcorcón palmó 3-0 en Anduva y venía de hacer la goleada histórica por 6-1 al Llagostera. El Osasuna, líder hasta esta semana, perdió su primer partido de la temporada en casa frente a un Girona que convenció muy poco la semana pasada en Montilivi frente al Zaragoza. Y como ya es de costumbre, más de tres partidos con empates en el marcador y la clasificación apretada. Nadie regala nada en la categoría de plata.
Y el Leganés no le regaló al Real Mallorca su primera derrota en Butarque. Porque para llevarse los tres puntos de cualquier campo de España de Segunda hay que hacer algo más de lo que hizo el once del Chapi Ferrer. Un once sin Héctor Yuste por acumulación de tarjetas y que, con el partido del domingo, queda demostrado que el cartagenero es imprescindible y nadie de la plantilla le puede substituir. Es verdad que Sissoko no realizó mal partido en su lugar pero el posicionamiento que tiene Yuste en el centro del campo (como fija para que Javi Ros pueda liberarse e incluso el propio Sissoko tenga la libertad de llegar arriba) da ese empuje que el Mallorca no tuvo en Leganés. Por tanto, si al Mallorca ya le cuesta horrores cosechar ocasiones, imaginad sin la presencia en el área de Sissoko y un Javi Ros más sacrificado en defensa. Los ataques se filtran a cuentagotas. Sumado a un Bianchi, que se borró nada más ver que estaría muy complicado teniendo detrás a Corominas y con la escasa ayuda por el carril central de los citado Ros y Sissoko. El italiano bajó los brazos sin apenas levantarlos. Es curioso que en rueda de prensa al Chapi se le preguntó por la falta de ocasiones del Mallorca arriba. Entonces, el míster catalán ya lo relacionó a un posible incendio con Rolando Bianchi y muy rápido sacó el extintor de debajo de la mesa. “Ha hecho un gran trabajo. No tengo ningún problema con Rolly”. Albert Ferrer en el papel de Guardiola y Rolando Bianchi en el de Ibrahimovic.
Por otro lado, con el paso de las jornadas se va moldeando como es el Mallorca. Va a paso de hormiguita, de tortuga. Es así, no arranca el motor pero no baja. Sube poco a poco pero va ascendiendo. Y no es gracias al apartado ofensivo sino al cuadro defensivo. La afición debe frotarse aún los ojos al ver que, de una vez por todas, hay defensa. Después de años de sangría defensiva en el que el equipo contrario te llegaba una vez y se metía en el bolsillo los tres puntos. Y tú con cara de tonto. David Costas le hace mejor a Aveldaño, Joan Oriol cumple y Company afianzándose semana a semana. El Leganés las tuvo y pudo marcar, pero consolidada una defensa de garantías parece que no va a entrar el gol que antes subía al marcador. Aunque un defensa falle. Ejemplo en la jugada en el que Borja Lázaro le pega al poste. La sensación de que si cumples tienes vidas como en un videojuego.
Con la defensa, por fin, arreglada y ordenada hay que poner el foco arriba. Mirara de solventar el problema más grande que tiene ahora el equipo. La falta de pegada que provoca la ausencia del gol. Se va subiendo. Sin embargo, ahora llegan dos bichos seguidos de la categoría (Zaragoza y Osasuna) y habrá que meter las ocasiones contadas que se puedan tener. Y es que la corbata del Chapi volvió a cumplir pero no creo que dure toda la temporada.
Autor: Lluis Hernández Escafí