Te pones a pensar, a recapitular
y te das cuenta que el Real Mallorca que llevaba seis partidos sin perder se
encuentra en posiciones de descenso y el Osasuna, con dos derrotas
consecutivas, gana en El Sadar y se pone líder de la competición. Qué cosas tu ¿Vivíamos
en parte en un espejismo?
Esta situación actual me lleva al
alumno que clamaba contra el maestro por haberle suspendido. No lo entendía. Si
había aprobado todos los exámenes excepto uno. Lo que no sabía el muchacho es
que sacando tres cincos y en el último catear con un tres la media te salía
suspendida. Miento, si que conocía tal situación pero no la aceptaba. Como si
no fuera con él dicho trance. El Mallorca es el alumno y las notas son por
ejemplo los partidos contra Oviedo, Llagostera, Almería y el suspenso de
Osasuna. El maestro: la realidad, el presente, que el equipo isleño es
decimonoveno con catorce puntos.
Catorce puntos que hubieran
podido ser quince e incluso dieciséis, pero no puede ser que caigan otra vez en
la apatía de no llevar ni el primer cuarto de hora de partido y que te
enrosquen dos goles. Y no dos tantos de aquellos que, bueno, te golpearon desde
tres cuartos de campo y entran sin poder hacer nada. No es así. El primero de
Unai García fue un remate sin marca y seguro que el aliento del rojillo lo notó
Cabrero porque se encontraba en el área pequeña. Y el segundo, aunque rebotó en
Joan Oriol (el lateral catalán no podrá jugar la próxima jornada por
acumulación de tarjetas), entró entre sollozos.
Y qué decir de la parte de arriba.
Cada partido la misma historia. Jornada tras jornada en la punta de ataque hay
nula actividad. Es el matojo rodando en las películas del lejano oeste. Ya está
más que comprobado, ahora mismo no hay ningún Clint Eastwood o Lee Van Cleef
que salían airosos y sacaban a más de uno de comprometidas situaciones. A día
de hoy, a Ferrán Corominas no se le podrá calificar de pistolero, ni a Rolando
Bianchi. Los dos puntas, aunque el catalán está reconvertido en esta
posición,  llevan la friolera cifra de
dos goles cada uno. Hasta la palabra solución, sí esta misma, está nerviosa
para entrar en acción en cuanto a este aspecto.

Después de la jornada de
reflexión, el partido del Lugo el próximo sábado a las cuatro no es importante.
Es vital. Además, volverán a Son Moix caras conocidas, como Joselu y Pau
Cendrós. El primero ha tenido escasos minutos pero el mallorquín, que a estas
alturas ya se ha “desenmascarado”, es un fijo. 
Y  el partido será para el Chapi
de punto de inflexión, porque una derrota le dejaría con su último cartucho.
Por tanto, ganar en casa volvería a florecer esas buenas sensaciones. Basta con
ganar. Ya lo decía Oier, jugador del Osasuna, en zona mixta después del
encuentro. “Lo importante es ganar, no jugar mejor o peor”. Pues eso, los tres
puntos que se queden en la isla porque los aficionados que estén en el campo se
querrán ir contentos y corriendo para ver a dos grandes, el clásico
Madrid-Barça. El Mallorca fue un grande y quién sabe si volverá a serlo.
Autor: Lluís Hernández

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