Opinión, por Juan Ramón Pons
Foto: 2009
Mañana
será un día de luto para todo el mallorquinismo, ya que el Lluís
Sitjar es la casa de los mallorquinistas, el estadio será derrumbado
mañana por orden del Ayuntamiento de Palma, recordemos que el
estadio lleva en la situación actual desde hace unos años porque
los directivos del Mallorca pensando más en llenar sus bolsillos
antes que en el Sentimiento.
El
Lluís Sitjar ha sido la casa del Mallorca desde el año 1945 y
mañana 26 de noviembre de 2014 se ejecutará la sentencia de
muerte… aunque sólo se salvará la puerta 0 situada en la Calle
Gómez Ulla y en los corners se hará una señalización como si
fuera un epitafio: «Aquí
estaba el Estadio Lluís Sitjar».
será un día de luto para todo el mallorquinismo, ya que el Lluís
Sitjar es la casa de los mallorquinistas, el estadio será derrumbado
mañana por orden del Ayuntamiento de Palma, recordemos que el
estadio lleva en la situación actual desde hace unos años porque
los directivos del Mallorca pensando más en llenar sus bolsillos
antes que en el Sentimiento.
El
Lluís Sitjar ha sido la casa del Mallorca desde el año 1945 y
mañana 26 de noviembre de 2014 se ejecutará la sentencia de
muerte… aunque sólo se salvará la puerta 0 situada en la Calle
Gómez Ulla y en los corners se hará una señalización como si
fuera un epitafio: «Aquí
estaba el Estadio Lluís Sitjar».
Un
estadio que a quien escribe estas líneas le produce mucha emoción
porque por primera vez fui con mi padre a ver un partido de futbol y
aprender a querer a este templo del mallorquinismo tenía seis años
cuando me sentaba en los asientos de la tribuna cubierta, sí
aquellos de hierro de color rojo y ser mallorquinista. Después me
pasé al fondo sur con los que hoy son los amigos de la Penya
Independent. Tengo muchos recuerdos, entre ellos, ver al Mallorca por
primera vez jugar en Europa, luchar por varios ascensos, el apagón
de luz que hubo cuando vino el Real Madrid en la temporada 1997-1998
en lunes y televisado por toda España, no olvidaré el 6-1 del
Mallorca al Athletic Club de Bilbao, ver jugadores como Ezaki,
Magdaleno, Hassan, Álvaro Cervera, Calderón, Vulic, Pedraza,
Fradera, Orejuela, Gabi Vidal o Miquel Ángel Nadal… Todos ellos
junto a los recientes: Stankovic, Carlitos, Valerón, Mena, Amato,
Gálvez, etc… Hacían que el Mallorca fuera una familia y que ir al
Lluís Sitjar fuera una fiesta. Incluso guardo en la retina de mis
ojos el día del último partido del Real Mallorca en el estadio: Fue
contra el Celta de Vigo (esa temporada jugaba con los vigueses el hoy
entrenador del Mallorca Valeri Karpin), el Mallorca se jugaba entrar
en Champions League, veníamos de perder la Recopa ante el Lazio, el
resultado era de empate a uno, el último gol que daría la victoria
a los mallorquinistas sería obra de Jovan Stankovic de falta… Al
terminar el partido, todo el estadio cantando: «Cuper
quédate»
o «Si
no sale Cúper no nos moverán»
y el mítico «El
Mallorca es un sentimiento»; Roa
en calzoncillos y Cúper emocionado se despedía del Real Mallorca…
Ese día rompí a llorar y me quedé un rato en nuestro «pequeño
campo de los sueños» para
disfrutar de mi última presencia en el Lluís Sitjar.
estadio que a quien escribe estas líneas le produce mucha emoción
porque por primera vez fui con mi padre a ver un partido de futbol y
aprender a querer a este templo del mallorquinismo tenía seis años
cuando me sentaba en los asientos de la tribuna cubierta, sí
aquellos de hierro de color rojo y ser mallorquinista. Después me
pasé al fondo sur con los que hoy son los amigos de la Penya
Independent. Tengo muchos recuerdos, entre ellos, ver al Mallorca por
primera vez jugar en Europa, luchar por varios ascensos, el apagón
de luz que hubo cuando vino el Real Madrid en la temporada 1997-1998
en lunes y televisado por toda España, no olvidaré el 6-1 del
Mallorca al Athletic Club de Bilbao, ver jugadores como Ezaki,
Magdaleno, Hassan, Álvaro Cervera, Calderón, Vulic, Pedraza,
Fradera, Orejuela, Gabi Vidal o Miquel Ángel Nadal… Todos ellos
junto a los recientes: Stankovic, Carlitos, Valerón, Mena, Amato,
Gálvez, etc… Hacían que el Mallorca fuera una familia y que ir al
Lluís Sitjar fuera una fiesta. Incluso guardo en la retina de mis
ojos el día del último partido del Real Mallorca en el estadio: Fue
contra el Celta de Vigo (esa temporada jugaba con los vigueses el hoy
entrenador del Mallorca Valeri Karpin), el Mallorca se jugaba entrar
en Champions League, veníamos de perder la Recopa ante el Lazio, el
resultado era de empate a uno, el último gol que daría la victoria
a los mallorquinistas sería obra de Jovan Stankovic de falta… Al
terminar el partido, todo el estadio cantando: «Cuper
quédate»
o «Si
no sale Cúper no nos moverán»
y el mítico «El
Mallorca es un sentimiento»; Roa
en calzoncillos y Cúper emocionado se despedía del Real Mallorca…
Ese día rompí a llorar y me quedé un rato en nuestro «pequeño
campo de los sueños» para
disfrutar de mi última presencia en el Lluís Sitjar.
Por
último, en algunas ocasiones he pasado al lado del Sitjar y
recuerdo que una vez caminando por allí vi un balón de unos chicos
que se debió haberse colado por allí… Pensé si eso fue el
destino o pero si ese estadio pudiera hablar les diría a los chicos:
«¡¡Eh
chavales que soy un campo de futbol, tengo porterías y aquí han
pasado muchas historias!! ¡¡Venid a jugar!!» Ese
era nuestro estadio… el Lluís Sitjar… la casa de todos los
mallorquinistas y estoy seguro de que entre los propietarios estando
uno que le debe mucho a ese estadio no debe de tener remordimientos
de conciencia de que quizás se podría haber hecho algo pues estuvo
entrenando y ocupando uno de sus banquillos durante muchos años.
último, en algunas ocasiones he pasado al lado del Sitjar y
recuerdo que una vez caminando por allí vi un balón de unos chicos
que se debió haberse colado por allí… Pensé si eso fue el
destino o pero si ese estadio pudiera hablar les diría a los chicos:
«¡¡Eh
chavales que soy un campo de futbol, tengo porterías y aquí han
pasado muchas historias!! ¡¡Venid a jugar!!» Ese
era nuestro estadio… el Lluís Sitjar… la casa de todos los
mallorquinistas y estoy seguro de que entre los propietarios estando
uno que le debe mucho a ese estadio no debe de tener remordimientos
de conciencia de que quizás se podría haber hecho algo pues estuvo
entrenando y ocupando uno de sus banquillos durante muchos años.
Juan Ramón Pons