El R.Madrid sale muy reforzado tras la victoria en el Clásico
Ya lo dijo Brendan Rodgers el pasado miércoles tras el partido de Anfield, en el que los blancos se impusieron con indiscutible superioridad al Liverpool por 0-3. Entonces el técnico red, asombrado, dijo: “sin duda ha sido el mejor equipo que ha pasado aquí en mucho tiempo, y además son un equipo humilde”. Qué extraño se hace escuchar las palabras humildad y Real Madrid en una misma frase. Cuando nos habíamos acostumbrado a un Madrid arrogante de la mano de Mourinho, con gestos feísimos y con capítulos que no correspondían a lo que mencionaba Florentino Pérez en sus discursos. Apareció Ancelotti, para darle la vuelta a la tortilla. Tanto es así que el Real Madrid, dos años después, parece un equipo totalmente distinto.
A pesar de que las palabras de Rodgers pudieran servir como aviso al FC Barcelona y a Luis Enrique, el equipo azulgrana salió como siempre, jugando a lo que nos tenían acostumbrados, sin tener en cuenta que el Madrid está más fuerte que nunca. Muchos no estuvieron acertados en el Barça, la mayoría, y es que el Madrid devoraba, creaba espacios y lagunas que aún revivían más esos problemas defensivos. De hecho, la prensa ha machacado mucho a la defensa culé, como gran culpable de la derrota, pero es que hasta el sábado el Barça no había encajado un gol en Liga. Es decir, ya no hablamos de una cuestión meramente de debilitamiento defensivo de los “blaugranas”, sino de un rival que ya no es el que era, que ahora sí juega al fútbol, y que sabe combinar el mejor contraataque del mundo con la posesión.
Horas antes del partido, todos pensaban que podía pasar de todo, y es que los precedentes lo defendían. No empezó mal el Barça, pero el Madrid iba ganando metros, llegando de cada vez más fácil, y en cuanto rompió la barrera psicológica del gol se soltó, desplegó un fútbol magistral, con posesiones largas, interpretando cuándo se debía salir a la contra y cuando aguantar el balón. Más que un despropósito del Barça, las conclusiones del Clásico invitan a otorgar todo el mérito a un Real Madrid que lo hizo todo perfecto.
En la previa hablábamos de lo que supondría una derrota para el Madrid, y de lo que supondría para el Barça. Era tan importante tal resultado que ahora estamos hablando de algo que no imaginábamos. Las sensaciones que dejó Messi hasta ahora ilusionaban tanto que los aficionados se dedicaron a increparle cuando salían del autobús, con gritos de: “¡Messi no has hecho nada!” o “¡a ver si espabiláis!”, cuando hasta hace nada el Camp Nou soñaba con una Liga de paseo.
Si analizamos la victoria del Madrid, lo cierto es que todos son aspectos positivos. Lo suelen ser cuando se gana un Clásico, pero por el momento, por las dudas, por la confianza, esta victoria refuerza un vestuario que, a medida que pasan las semanas, va ganando autoestima. La diferencia es abismal, y solo han pasado 9 jornadas, desde que se iniciase la Liga. Por aquel entonces, la afición ya estaba cuestionando la gestión de Florentino, no pudiendo asumir las ventas de Di María y Xabi Alonso. Sin embargo, ahora se muestra más satisfecha que nunca, y es que esta victoria supone situarse un paso por delante del Barça, no en puntos, pero sí en lo psicológico. El Madrid demostró que está por delante, siendo superior en todos los aspectos del juego. Uno de esos aspectos fue la solidaridad que destacó Brendan Rodgers. Jugadores del perfil de Isco, James o Kroos, que estaban acostumbrados a vivir en área rival, estaban más pendientes de defender que de otra cosa, y eso agotó al Barça. Contras rápidas, una defensa perfecta, posesiones largas y rápidas. Todo. El Madrid interpretó perfecto cómo jugarle al Barça.
Claro está que solo llevamos 9 jornadas, y que el Barça tiene mucho margen de mejora, a la vez que el Madrid puede pinchar, vaya. No obstante, las sensaciones que nos dejó el Clásico fueron más bien las de un Madrid poderoso, que ha recogido el dominio que sembró el Barça, el equipo a vencer. Un Madrid que sumó mucho más que tres puntos.