Después de dos años en la división de bronce, Joan Vich
salió de las islas. Salió a uno de los teóricos favoritos del grupo, tras una
gran temporada. Y es que no fue casualidad la temporada de un equipo que todos
pensaban lucharía por la salvación, y finalmente hasta el último minuto de la
temporada regular se estuvo rozando luchar por entrar en el fútbol profesional.
Aquel equipo era todo carácter, y Joan Vich era el máximo exponente de ese
carácter ganador, de ese saber competir, y querer competir por ser los mejores,
sobreponiéndose a todo y todos.
Tras Atlético Baleares y Constància en división de bronce,
más los propios inqueros en tercera además de otros equipos, Vich ha marchado
de las islas. Cinco partidos acumula el lateral diestro, una auténtica bala por
la banda, que desde que debutase en liga la quinta jornada, ya nadie le ha
sacado del once. Y porque él se lo ha ganado, porque a lucha pocos pueden
competirle.
Y es que hace una semana, llegó uno de sus momentos
cúlmenes. Después de cinco goles la temporada pasada, Vich ya había demostrado
que eso sumarse en las parcelas ofensivas, no le era para nada desconocido.
Pero el primer gol con la camiseta de Alcoy ha sido muy especial. Setenta y dos
minutos disputados de la eliminatoria de Copa del Rey ante el Lleida Esportiu.
El premio goloso, el de enfrentarse a un equipo español en plena competición
europea. Y ahí apareció el lateral palmesano. Llegó desde las islas para seguir
creciendo. Y cabeceó a las redes el centro de Javi Rubio para poder pisar un
campo cinco estrellas. El Nuevo San Mamés podrá ser testigo de las carreras de
este bravo lateral diestro. Una nueva aventura que explicar. Un paso más para
uno de nuestros baleares de bronce.

José Raúl González