Cada
vez es más habitual que la siempre exigente grada del Santiago Bernabéu pite a
sus jugadores sin ninguna piedad o discusión. El pasado fin de semana, el
partido que enfrentaba al Real Madrid con el Rayo vallecano se prometía
caliente en torno a los aficionados y al plantel de Concha Espina. Dos derrotas
consecutivas en la Liga BBVA frente al Fútbol Club Barcelona y el Sevilla, que
han alejado a los blancos momentáneamente de la lucha por el campeonato,
auguraban con total seguridad que sería una noche de máxima tensión en el
ambiente.
vez es más habitual que la siempre exigente grada del Santiago Bernabéu pite a
sus jugadores sin ninguna piedad o discusión. El pasado fin de semana, el
partido que enfrentaba al Real Madrid con el Rayo vallecano se prometía
caliente en torno a los aficionados y al plantel de Concha Espina. Dos derrotas
consecutivas en la Liga BBVA frente al Fútbol Club Barcelona y el Sevilla, que
han alejado a los blancos momentáneamente de la lucha por el campeonato,
auguraban con total seguridad que sería una noche de máxima tensión en el
ambiente.
Y
así fue, desde el inicio, cuando Carlo Ancelotti recibió los primeros silbidos
al sentarse en el banquillo, el coliseo madridista daría cuenta de que durante
los 90 minutos del sábado no solamente iba a caer agua sobre el césped, sino
que la protesta se vendría arriba y arreciaría con toda su fuerza, siendo de
magnitudes desproporcionadas.
así fue, desde el inicio, cuando Carlo Ancelotti recibió los primeros silbidos
al sentarse en el banquillo, el coliseo madridista daría cuenta de que durante
los 90 minutos del sábado no solamente iba a caer agua sobre el césped, sino
que la protesta se vendría arriba y arreciaría con toda su fuerza, siendo de
magnitudes desproporcionadas.
El
blanco de los sonidos de viento fue sobre todo el portero, aquél que en otros
tiempos salvó al Real Madrid de muchas y que ahora está desafortunadamente en
el disparadero. Cada vez que intervenía Diego López la afición blanca se
enfurecía y se cebaba con el guardameta gallego, siendo quizás el que menos
culpa tiene del desaguisado en el que el club más laureado de nuestro fútbol se
ha metido.
blanco de los sonidos de viento fue sobre todo el portero, aquél que en otros
tiempos salvó al Real Madrid de muchas y que ahora está desafortunadamente en
el disparadero. Cada vez que intervenía Diego López la afición blanca se
enfurecía y se cebaba con el guardameta gallego, siendo quizás el que menos
culpa tiene del desaguisado en el que el club más laureado de nuestro fútbol se
ha metido.
También
hubo pitidos en contra de baluartes como son Cristiano Ronaldo o Karim Benzema,
completamente inentendibles, dado que son ellos mismos los que están
sosteniendo al conjunto madrileño en su pugna por no descolgarse
definitivamente de la Liga. El portugués lleva 8 partidos consecutivos haciendo
diana en la portería contraria, y el francés está en el momento más dulce de
toda su carrera deportiva. Definitivamente fue todo un contrasentido. Excesivo
castigo para una plantilla que está aún viva en las tres competiciones.
hubo pitidos en contra de baluartes como son Cristiano Ronaldo o Karim Benzema,
completamente inentendibles, dado que son ellos mismos los que están
sosteniendo al conjunto madrileño en su pugna por no descolgarse
definitivamente de la Liga. El portugués lleva 8 partidos consecutivos haciendo
diana en la portería contraria, y el francés está en el momento más dulce de
toda su carrera deportiva. Definitivamente fue todo un contrasentido. Excesivo
castigo para una plantilla que está aún viva en las tres competiciones.
A pesar de que finalmente fue una noche de goles (5-0
reflejó el marcador final), los jugadores no se fueron contentos a las duchas
por el comportamiento de su afición y esperan que para el choque del miércoles ante
el Borussia Dortmund la imagen no se repita. El Real Madrid necesita en estos
momentos de la unión de sus aficionados y volver a rodar una escena como la que
les enfrentó ante los vallecanos sería un lastre decisivo para la lucha por
obtener un premio que llevar a sus vitrinas al final de la temporada.