Tengo que comenzar este texto advirtiendo lo crítico que he
sido con Benzema desde su llegada a Madrid. Entendía que era un futbolista
exquisito, pero su aparente pasividad sobre el campo me hacia cambiar de idea
al instante. Siempre pensé que si el francés repartiera de una manera más
equitativa su calidad y su sacrificio, se convertiría en un jugador
incuestionable para cualquiera. También es cierto que si esto sucediera, sería
un jugador perfecto. Y el fútbol pasaría a ser un espectáculo un tanto
aburrido. Por este motivo, y aunque mi aprobado llegue algo tarde, estoy
empezando a ver a Benzema como un jugador imprescindible para el equipo de
Ancelotti.
sido con Benzema desde su llegada a Madrid. Entendía que era un futbolista
exquisito, pero su aparente pasividad sobre el campo me hacia cambiar de idea
al instante. Siempre pensé que si el francés repartiera de una manera más
equitativa su calidad y su sacrificio, se convertiría en un jugador
incuestionable para cualquiera. También es cierto que si esto sucediera, sería
un jugador perfecto. Y el fútbol pasaría a ser un espectáculo un tanto
aburrido. Por este motivo, y aunque mi aprobado llegue algo tarde, estoy
empezando a ver a Benzema como un jugador imprescindible para el equipo de
Ancelotti.
Después de ver la final de Copa, no tuve más remedio que
aplaudir la actuación del galo. Fundamentalmente porque dominó de manera
envidiable un recurso técnico un tanto complejo. Un recurso que por otro lado,
dio alas a un Madrid que durante la segunda mitad no quiso ir a por el partido.
Hablamos del pase al primer toque. Sin controles previos, ni márgenes excesivos
de tiempo para pensar la jugada. Este tipo de pase no solo requiere
inteligencia, también debe acompañarle una fina precisión en sus botas. Y más
si tenemos en cuenta los jugadores tan explosivos que rodean a Karim en las
contras. Como decía, durante los segundos 45 minutos, el Madrid se replegó
atrás y pocas veces intentó sacar la pelota jugada. Aspecto que sí se apreció
en el transcurso de la primera parte. El caso es que el conjunto blanco
dependía de la calidad o determinación de sus delanteros para poner en apuros a
Pinto. Y en este sentido Benzema supo manejar la situación. Sin miedo y con
autoridad a la hora de recibir la pelota de espaldas. Buenas maniobras para
girarse y deshacerse del rival, y por último una clase extrema para colocar el
balón donde le apeteciera, y a la velocidad necesaria para que su compañero
pudiera llegar. Una auténtica exhibición que repito, ayudó a que su equipo
pudiera trenzar más de una jugada.
aplaudir la actuación del galo. Fundamentalmente porque dominó de manera
envidiable un recurso técnico un tanto complejo. Un recurso que por otro lado,
dio alas a un Madrid que durante la segunda mitad no quiso ir a por el partido.
Hablamos del pase al primer toque. Sin controles previos, ni márgenes excesivos
de tiempo para pensar la jugada. Este tipo de pase no solo requiere
inteligencia, también debe acompañarle una fina precisión en sus botas. Y más
si tenemos en cuenta los jugadores tan explosivos que rodean a Karim en las
contras. Como decía, durante los segundos 45 minutos, el Madrid se replegó
atrás y pocas veces intentó sacar la pelota jugada. Aspecto que sí se apreció
en el transcurso de la primera parte. El caso es que el conjunto blanco
dependía de la calidad o determinación de sus delanteros para poner en apuros a
Pinto. Y en este sentido Benzema supo manejar la situación. Sin miedo y con
autoridad a la hora de recibir la pelota de espaldas. Buenas maniobras para
girarse y deshacerse del rival, y por último una clase extrema para colocar el
balón donde le apeteciera, y a la velocidad necesaria para que su compañero
pudiera llegar. Una auténtica exhibición que repito, ayudó a que su equipo
pudiera trenzar más de una jugada.
Pero no hay que olvidar que en pocos días se afronta una
semifinal, y que el Bayern será su adversario. Esta competición es la que
realmente interesa a los blancos, y el concepto de equipo debe estar más
presente que nunca. El otro día una individualidad dio la Copa a los merengues,
pero resulta arriesgado depender de la actuación de uno o dos futbolistas, para
poder ganarse un puesto en la ansiada final de Champions. Con Benzema el
colectivo cobra sentido. Él sabe jugar al fútbol y el Madrid tiene que tomar la
iniciativa. No entendería que con los futbolistas que tiene, y en especial con
el momento de forma que atraviesa Karim, el Madrid saliera a esperar atrás y
aprovechar su enorme potencial en la zona de arriba. Se ha tomado por costumbre
decir que el Madrid es un equipo de contras, pero con este estilo de juego no
se ha salido muy bien parado en la última década. Tampoco creo que deban jugar
como lo hace el Barcelona abusando de la posesión, pero si interesaría que
optaran por tener más la pelota. Sin agazaparse tan atrás y con descaro. Porque
es un equipo grande, y porque cuentan con Benzema, alguien que disfruta cuando
el balón ronda cerca de él.
semifinal, y que el Bayern será su adversario. Esta competición es la que
realmente interesa a los blancos, y el concepto de equipo debe estar más
presente que nunca. El otro día una individualidad dio la Copa a los merengues,
pero resulta arriesgado depender de la actuación de uno o dos futbolistas, para
poder ganarse un puesto en la ansiada final de Champions. Con Benzema el
colectivo cobra sentido. Él sabe jugar al fútbol y el Madrid tiene que tomar la
iniciativa. No entendería que con los futbolistas que tiene, y en especial con
el momento de forma que atraviesa Karim, el Madrid saliera a esperar atrás y
aprovechar su enorme potencial en la zona de arriba. Se ha tomado por costumbre
decir que el Madrid es un equipo de contras, pero con este estilo de juego no
se ha salido muy bien parado en la última década. Tampoco creo que deban jugar
como lo hace el Barcelona abusando de la posesión, pero si interesaría que
optaran por tener más la pelota. Sin agazaparse tan atrás y con descaro. Porque
es un equipo grande, y porque cuentan con Benzema, alguien que disfruta cuando
el balón ronda cerca de él.