Agosto o
septiembre de 2013. Cualquiera de esos dos meses es válido para hacer
retrospectiva, para mirar con asombro lo que vimos y lo que hemos dejado de
ver. Un muchacho belga/marroquí de 17 años saltó a la palestra de la Eredivisie
con sus tres goles al NEC en los partidos iniciales de la temporada; sin duda
alguna, ya se perfilaba para ser una de las repentinas y sólidas jóvenes
figuras de la liga holandesa.
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goal.com
Estamos en
mediados de marzo ya, ¿y qué pasó? Para el que se mantiene alejado un poco de
esta liga no se sorprenderá de la ausencia de este nombre en los tabloides
periodísticos, pero quien semana tras semana está de los Países Bajos se encoje
de hombros y sólo puede pensar en una cosa: sucedió.
Cuando una liga
es tan inestable como la holandesa, inestable en el sentido de nombres, existe
una enfermiza necesidad de encontrar una bandera, no sólo del equipo en el que
milite, sino de toda la liga. Se busca aquel estandarte que pueda dar fe de lo
que se está formando y cuándo se está formando en Holanda.
Bakkali dio esa
muestra en los primeros tres meses de la temporada, pero luego de allí las
lesiones, falta de oportunidades, el regreso de Narsingh y el bajo rendimiento
a su vuelta lo han relegado a jugar con el Jong PSV en lugar del primer equipo.
Increíble o no, este muchacho, quien estaba llamado a estar entre lo mejor de
la temporada, lleva más de dos jornadas en las que no es convocado siquiera por
Phillip Cocu.
Como una
estrella fugaz ha pasado el momento de Bakkali en el fútbol holandés.
Claramente no es normal el asegurar que con ahora 18 años no va a tener más
oportunidades con el PSV, pero lo que sí se puede asegurar es que no será lo
mismo, porque se perdió la magia, esa incertidumbre que a la persona le da
cuando esperas algo bueno; todo ello se fue con el bajón del juvenil.

¿Será convocado
la próxima semana? Es difícil de decir, pero si llega a ser posible, no está
demás especular y esperar a ver destellos de Bakkali con el conjunto de
Eindhoven.

Leonardo Quintón