El, hasta ahora, portero del Atlético de Madrid, Sergio Asenjo, viajó este miércoles con destino a Villarreal, equipo en el que jugará la temporada que viene a las órdenes de Marcelino y sin opción, a priori, de permanecer en la siguiente, ya que la incorporación será en forma de cesión.
Hablamos de un portero que, en sus inicios en la élite, desde que lo viéramos dejando detalles en el Valladolid, fue comparado reiteradamente con el capitán de la selección, Iker Casillas. Fue un gran descubrimiento del equipo de Pucela, que vio que en dos temporadas su portero titular se hacía con la portería partido sí partido también. Tardó poquísimo en dar que hablar en los medios de comunicación y en los ojeadores de los grandes equipos de nuestra liga y, por ello, el Atlético de Madrid, decidió hacerse con sus servicios antes que otros se pudieran entrometer.
Puede que por este motivo, Asenjo no dio la talla o, sencillamente, no cumplió con las expectactivas puestas en él. Tampoco lo tuvo fácil teniendo en la sombra a porteros como De Gea y Courtois, que ahora mismo están, sin duda, entre los 10 mejores porteros del mundo. No obstante, esa tampoco es una excusa con demasiado peso como para catalogarla detonante en su trayectoria en el club colchonero. Cuando llegó, apenas tenía competencia, porque De Gea no había dado el salto aún. Sus actuaciones nada más llegar eran continuadas muestras de que el joven guardameta estaba nervioso, cometiendo fallos que no eran normales en él.
Poco a poco, por eso y las lesiones, su rendimiento fue a menos, todo restaba y la suerte no quiso aliarse con él desde que llegara a la capital. Incluso todos los rumores enfocaban indirectamente al portero, todas las llegadas que se rumoreaban en su posición eran malas noticias y poco a poco se iba dando cuenta de que estaba perdiendo años de su carrera profesional, algo que no esperaba cuando llegó al Atlético, ni mucho menos. Lo que iba a ser un sueño se convirtió en un agujero negro.
Sin embargo, el destino le iba a dar otra oportunidad, eso sí, merecida. Los buenos siempre están ahí y el Villarreal sabe que es un gran portero, una apuesta para el futuro y un jugador que si se le cuida deportiva y psicológicamente puede dar mucho más. La posibilidad de luchar por hacerse con la titularidad es ya una realidad. Es la última oportunidad de Asenjo para demostrar que sus comparaciones con Casillas no eran casualidad. Para ello le queda muchísimo, pero más vale tarde que nunca.
